Justicia, Petro y Dos de Mayo: tres contradicciones flagrantes de Feijóo en menos de 48 horas
El líder del Partido Popular, Alberto Núñez Feijóo, ha sido protagonista en las últimas cuarenta y ocho horas por haberse conocido hechos en los que ha actuado de una forma contraria a la que venía proclamado y en una línea contradictoria precisamente con sus críticas al presidente del Gobierno, desde la política exterior hasta las excusas para no renovar el Consejo General del Poder Judicial incluyendo su postura en la polémica en la Puerta del Sol durante el Dos de Mayo. Esta ha sido la evolución:
Política exterior latinoamericana
“Yo estoy, queridos amigos, muy orgulloso de estar aquí, de estar con el pueblo hispanoamericano. Y estoy muy orgulloso de no rendir pleitesía a gobernantes aprendices de autócratas y gobernantes realmente autócratas que utilizan a su pueblo no para mejorar y prosperar, sino para mejorar y prosperar ellos, no para disminuir la riqueza, sino, queridos amigos, para extenderla en el conjunto del pueblo. Por eso me siento muy orgulloso de estar con el pueblo hispanoamericano y no echo de menos reunirme con algunos gobernantes de las naciones hispanoamericanas. Yo quiero la Latinoamérica real, la que lucha por su pueblo, la que no se resigna ni a los malos gobernantes ni al populismo ni a la degradación de las instituciones”.
Estas palabras las lanzó Núñez Feijóo en el polémico acto ‘Europa es hispana’, que organizaba el Partido Popular de Madrid a finales de marzo con la intención de ganar el voto latino. El mensaje lo lanzaba como crítica a Pedro Sánchez, que se encontraba en estos momentos participando en la Cumbre Iberoamericana en Santo Domingo. Un evento en el que también estaba, como jefe del Estado, el rey Felipe VI. El líder de los populares diría más tarde que el Gobierno había tergiversado sus palabras. Pero esa crítica a los mandatarios iberoamericanos no se ha notado estos días ni la ha lanzado en las recientes visitas de los líderes de izquierdas Luiz Inácio Lula da Silva (Brasil) y Gustavo Petro (Colombia). Con el primero coincidió en la comida ofrecida por los monarcas en el Palacio Real de Madrid y se saludaron afectuosamente ante los medios. El presidente del PP acudió también este miércoles al Congreso para el discurso del colombiano en la sesión conjunta de las Cortes. Después de la intervención de Meritxell Batet y antes de que empezara Petro, los diputados de Vox se levantaron y se marcharon del Hemiciclo. Entonces los diputados de la coalición aplaudieron más fuerte y se levantaron de sus escaños. Y precisamente el popular decidió hacer lo mismo, siendo el primero de su partido en ponerse de pie, lo que hizo que lo siguieran todos los diputados populares. Sobre la visita de líder colombiano, el PP se pronunció a través de Elías Bendodo, quien aseguró en Génova 13 ante la prensa que a él le puede "gustar más o menos" pero "el señor Petro es un jefe de Estado que ganó las elecciones" y tiene "toda la legitimidad". "Por tanto, del Partido Popular el máximo respeto. Otros partidos harán lo que consideren oportuno", subrayó. Al ser preguntado sobre qué le parecía que Vox se manifestara frente al Congreso coincidiendo con esa visita del presidente de Colombia, el coordinador general del PP evitó responder asegurando que el Partido Popular no tenía "nada que decir" al respecto.
El veto a Bolaños en la tribuna de Sol
La imagen política de la semana: el ministro de la Presidencia, Félix Bolaños, placado por el departamento de Protocolo de la Comunidad de Madrid, prohibiendo que subiera a la tribuna en la Puerta del Sol para presenciar la parada militar con motivo de la celebración del Dos de Mayo (fiesta regional). Allí arriba estaban Isabel Díaz Ayuso (presidenta local), José Luis Martínez-Almeida (alcalde de Madrid). Margarita Robles (ministra de Defensa) y Eugenia Carballedo (presidenta de la Asamblea). Y, además, Alberto Núñez Feijóo en calidad de líder de la oposición. El escándalo ha sido mayúsculo, con La Moncloa indicando que la Comunidad de Madrid incumplió el protocolo vigente en el real decreto de 1983, por lo que ha sido una imagen “inédita” y que no se había producido hasta ahora. Para el Gobierno se trata de un “paso más” en la “estrategia del PP” de “deslegitimar” al Gobierno central, por lo que se está atacando a la misma democracia, según resaltó este miércoles la portavoz del Ejecutivo, Isabel Rodríguez. Para los socialistas, los populares se han convertido en un “partido antisistema”. El líder de los populares Feijóo no intervino en ningún momento ni medió para que el ministro subiera, mientras él gozaba de un lugar preferencial, a pesar de sus continuas críticas a Pedro Sánchez de “ocupar” todas las instituciones. Y el PP redobló todavía más su apuesta 24 horas después, con Isabel Díaz Ayuso acusando al titular de Presidencia de “provocar” e “ir a reventar” el acto en la Puerta del Sol. El alcalde Martínez-Almeida fue en la línea diciendo que fue una “vergüenza” que se “autoinvitara” Bolaños: “Un numerito”. Los populares sí han permitido en otras ocasiones que hubiera más de un ministro arriba en la tribuna, cuando son del PP, como pasó en 2018 con la vicepresidenta del Gobierno, Soraya Sáenz de Santamaría, y la entonces titular de Defensa, María Dolores de Cospedal. Pedro Sánchez era líder de la oposición y acudió al evento en Sol, donde no tuvo lugar en la tarima durante el desfile militar, como sí se le guardó este año a Feijóo.
La reunión de Feijóo con los fiscales
El Consejo General del Poder Judicial, el órgano de gobierno de los jueces, caducó el pasado 4 de diciembre de 2018. Y sigue funcionando sin renovarse porque el PP se ha resistido a cambiar su composición durante la época de Pablo Casado y ahora también con Alberto Núñez Feijóo, que en un primer momento parecía abierto a la negociación. Los populares han puesto a lo largo de estos años más de una veintena de excusas para no firmar el acuerdo. En la recepción en el Congreso con motivo del Día de la Constitución, el pasado 6 de diciembre, el líder de los populares defendió el bloqueo del Consejo General “para protegerlo” del Gobierno de Pedro Sánchez porque “quiere controlar la justicia y politizarla”. Este martes el diario El País reveló que precisamente el líder de los populares mantuvo una cena, que no había sido publicitada en agenda, con fiscales conservadores en el hotel Claridge de Madrid, una cita en la que el presidente del Partido Popular avanzó que hará una contrarreforma urgente, a través de un proyecto de ley, para derogar normas de Pedro Sánchez si logra alcanzar La Moncloa en las elecciones generales de final de año. Feijóo justificó esta reunión al llegar a los actos del Dos de Mayo, con la idea de que fue “absolutamente correcta e institucional” esa cena a puerta cerrada con socios de la mayor asociación conservadora de fiscales, en la que hubo críticas duras contra el actual Ejecutivo de coalición. La Moncloa ve “gravísimo” este encuentro porque se ha maniobrado “en la oscuridad” con promesas ante fiscales de Feijóo de derogar leyes. En la Fiscalía General del Estado hay “enorme preocupación” por este encuentro y por el “daño” que puede causar a la imagen del Ministerio Público por ese encuentro entre fiscales y el líder de la oposición a puerta cerrada. Desde la Asociación de Fiscales, en cambio, se defiende que estas reuniones se han realizado con "diferentes personalidades del ámbito jurídico, político, intelectual y cultural de nuestro país" para "promover el conocimiento mutuo a través del debate". Además, argumentaron que el pasado octubre hubo otra reunión en Madrid con el dirigente de Ciudadanos Edmundo Bal y también ha acudido en alguna ocasión el ministro socialista Miquel Iceta.
No llevamos ni un fin de semana de campaña y la derecha ya ha sacado a ETA. Se nota que hay apuro. Nada como volver a los viejos territorios conocidos en tiempos de tribulación e incertidumbre ante los resultados. Pueden echarle la culpa al boogie y a José Félix Tezanos, pero lo cierto es que la macroencuesta del CIS no dice cosas muy distintas, en lo esencial, a lo que apuntan otras. Todo se juega en los márgenes de error, el PP no tiene asegurado recuperar casi ninguna de las plazas clave que se había marcado como objetivo y tanto los socialistas como Podemos aguantan mejor de lo que muchos esperaban. Hasta Narciso Michavila, que seguro les ofrece más confianza a los populares y es buen conocedor de las tendencias del electorado, especialmente el conservador, no augura una gran victoria popular como en las municipales y autonómicas que antecedieron a la mayoría absoluta de Mariano Rajoy en 2011; el PP subirá, aunque solo sea porque hace cuatro años obtuvo uno de sus peores resultados. Las encuestas no pronostican, de momento, el gran triunfo que busca y necesita Feijóo en una cita electoral que ha planteado como una especie de primera vuelta de las generales. Los datos de valoración de presidentes y gobiernos socialistas a mantener en estas elecciones tampoco apuntan en la dirección de un cambio, aunque todo puede depender de unos miles de votos en territorios como Aragón o Valencia. Vistos los augurios, a lo mejor no habría sido tan mala idea seguir rebajando las expectativas, como hacían desde el PP hace apenas unas semanas, en lugar de lanzarse a derogar el sanchismo; una estrategia de alto riesgo. Pedro Sánchez parece hoy en día más cerca de conseguir aquel que era su objetivo primordial en estos comicios: resistir e incluso aspirar a ganar en Barcelona y esperar a que el PP pierda el Ayuntamiento de Madrid. Más que una derogación, parecería una revalidación.
La demoscopia trae otra mala noticia para Núñez Feijóo. Vox también aguanta mejor de lo que seguramente esperaba, incluso puede aspirar a entrar en todos los parlamentos autonómicos en juego, con crecimientos nada desdeñables en comunidades como la valenciana. Incluso en la Comunidad de Madrid, a pesar de la clara estrategia de Díaz Ayuso dirigida a absorber por completo su espacio, la extrema derecha parece en condiciones de mantener lo que tiene. A un resultado por debajo de las expectativas puede sumarse al día siguiente del 28M el trago de sentarse a negociar con Santiago Abascal por un puñado de alcaldías y gobiernos, mientras lidia con las críticas internas y los aspirantes a hacerle un Pablo Casado. Puede que una campaña planteada por Feijóo como una especie de enmienda a la totalidad del sanchismo, el terreno donde mejor y con más soltura se desenvuelve Vox porque carece de límites, tenga mucho que ver con sus buenas perspectivas demoscópicas. Que ETA ocupe ahora el centro de la campaña tampoco parece que vaya a cambiar la tendencia; más bien al contrario. Qué agobio, Alberto. Y la campaña pasa volando.
No llevamos ni un fin de semana de campaña y la derecha ya ha sacado a ETA. Se nota que hay apuro. Nada como volver a los viejos territorios conocidos en tiempos de tribulación e incertidumbre ante los resultados. Pueden echarle la culpa al boogie y a José Félix Tezanos, pero lo cierto es que la macroencuesta del CIS no dice cosas muy distintas, en lo esencial, a lo que apuntan otras. Todo se juega en los márgenes de error, el PP no tiene asegurado recuperar casi ninguna de las plazas clave que se había marcado como objetivo y tanto los socialistas como Podemos aguantan mejor de lo que muchos esperaban. Hasta Narciso Michavila, que seguro les ofrece más confianza a los populares y es buen conocedor de las tendencias del electorado, especialmente el conservador, no augura una gran victoria popular como en las municipales y autonómicas que antecedieron a la mayoría absoluta de Mariano Rajoy en 2011; el PP subirá, aunque solo sea porque hace cuatro años obtuvo uno de sus peores resultados. Las encuestas no pronostican, de momento, el gran triunfo que busca y necesita Feijóo en una cita electoral que ha planteado como una especie de primera vuelta de las generales. Los datos de valoración de presidentes y gobiernos socialistas a mantener en estas elecciones tampoco apuntan en la dirección de un cambio, aunque todo puede depender de unos miles de votos en territorios como Aragón o Valencia. Vistos los augurios, a lo mejor no habría sido tan mala idea seguir rebajando las expectativas, como hacían desde el PP hace apenas unas semanas, en lugar de lanzarse a derogar el sanchismo; una estrategia de alto riesgo. Pedro Sánchez parece hoy en día más cerca de conseguir aquel que era su objetivo primordial en estos comicios: resistir e incluso aspirar a ganar en Barcelona y esperar a que el PP pierda el Ayuntamiento de Madrid. Más que una derogación, parecería una revalidación.
La demoscopia trae otra mala noticia para Núñez Feijóo. Vox también aguanta mejor de lo que seguramente esperaba, incluso puede aspirar a entrar en todos los parlamentos autonómicos en juego, con crecimientos nada desdeñables en comunidades como la valenciana. Incluso en la Comunidad de Madrid, a pesar de la clara estrategia de Díaz Ayuso dirigida a absorber por completo su espacio, la extrema derecha parece en condiciones de mantener lo que tiene. A un resultado por debajo de las expectativas puede sumarse al día siguiente del 28M el trago de sentarse a negociar con Santiago Abascal por un puñado de alcaldías y gobiernos, mientras lidia con las críticas internas y los aspirantes a hacerle un Pablo Casado. Puede que una campaña planteada por Feijóo como una especie de enmienda a la totalidad del sanchismo, el terreno donde mejor y con más soltura se desenvuelve Vox porque carece de límites, tenga mucho que ver con sus buenas perspectivas demoscópicas. Que ETA ocupe ahora el centro de la campaña tampoco parece que vaya a cambiar la tendencia; más bien al contrario. Qué agobio, Alberto. Y la campaña pasa volando.
Y si el PP sigue jugando el comodín de ETA, más votos de la derecha que se irán a VOX.
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Tinajas Moderador
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Tema: Re: Feijoo Jue Mayo 18, 2023 10:02 am
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marapez V.I.P.
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Tema: Re: Feijoo Jue Mayo 18, 2023 12:01 pm
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Tinajas Moderador
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Tema: Re: Feijoo Jue Mayo 18, 2023 12:36 pm
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el.loco.lucas Administrador
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Tema: Re: Feijoo Jue Mayo 18, 2023 12:42 pm
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Tema: Re: Feijoo Jue Mayo 18, 2023 12:44 pm
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marapez V.I.P.
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Tema: Re: Feijoo Jue Mayo 18, 2023 1:01 pm
El clavo ardiendo de Feijóo para el 28M
Hay un antiguo proverbio chino que dice: "Cuando cae una hoja, sabemos que se acerca el otoño". Traducido al español sería algo como: "Cuando cae una mención a ETA, sabemos que se acercan las elecciones". No llevamos ni una semana de campaña y ya se han sucedido uno tras otro todos los manidos clichés de la política española. Lo primero y más esperable, los anuncios electoralistas con calzador del Gobierno anunciando descuentos y avales para todo el que sea susceptible de emitir un voto. Lo segundo y más lamentable, la entrada de ETA en el debate público en unas elecciones autonómicas y municipales doce años después de la desaparición de la banda terrorista.
El Partido Popular replica el recurrente dicho castellano "¿De dónde vienes? Manzanas traigo" diciendo "¿Cuál es tu programa para el 28M? ETA traigo". Cuando deberíamos estar hablando sobre el estado de la sanidad pública, sobre el tremendo problema de la vivienda, sobre el modelo productivo de nuestras comunidades autónomas o sobre la gravísima sequía que sufre nuestro país, la oposición habla de ETA. Y que nadie se confunda. Obviamente a ningún demócrata le debería agradar que haya candidatos que fueron condenados por delitos de terrorismo. Pero de la misma manera, tampoco a ningún demócrata le debería agradar que ese asunto se convierta en el monotema de unas elecciones muchísimo más amplias. Aunque solo fuese por las víctimas que tienen que ver cómo los asesinos se presentan impunemente a las elecciones al mismo tiempo que la oposición monopoliza y utiliza su dolor para evitar tener que hablar de un programa electoral del que carecen. Cuando alguien está desesperado, se agarra hasta a un clavo ardiendo para no caer. La desesperación de Feijóo era evidente. Llevaba doce meses consecutivos de caída en valoración en todas las encuestas mientras notaba el aliento de Ayuso en el cogote. Ese clavo ardiendo se concretó en su línea programática para estos comicios electorales resumida en el inconcreto y difuso eslogan "derogar el sanchismo". Tras dos escasas semanas, este clavo ardiendo mostró signos de desgaste y rápidamente se pasó de ese ensayo de novedosa mediocridad programática a la vuelta a la vieja y confiable mediocridad electoralista de agitar ETA en tiempos de elecciones. De un clavo ardiendo a otro clavo ardiendo. Ya estuvimos ahí y seguramente volveremos a estarlo. La pregunta es: ¿cuánto aguantaremos con la misma cantinela de siempre?. Fiarlo todo al terrorismo para no hablar de por qué no quieren regular los alquileres. Hablar de Otegi para no hablar de gastar más en sanidad pública. Hablar de Bildu para no hablar de economía. Hablar de una banda terrorista que fue derrotada hace doce años para no tener que hablar de la España de hoy en día. No todo puede ser ETA. Primero por respeto a sus víctimas, hartas de ser despreciadas por un lado y monopolizadas por el otro, y segundo por respeto a los españoles que se juegan en estas elecciones asuntos más inmediatos, urgentes y solucionables que ETA. Es posible que este enésimo intento de desviar la atención les funcione. Pero como con todo clavo ardiendo, si te coges demasiado a él al final te acabas quemando y cayendo. Y a Feijóo le empiezan a quemar las manos.
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Tema: Re: Feijoo Lun Mayo 22, 2023 7:27 am
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marapez V.I.P.
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Tema: Re: Feijoo Dom Jun 04, 2023 10:18 am
La “otra forma de hacer política” de Feijóo: ni transparencia, ni sinceridad, ni responsabilidad de Estado
Alberto Núñez Feijóo ya está en modo presidencial. El adelanto electoral le ha obligado a acelerar su principal objetivo de aquí al 23 de julio: ganarse la confianza de la mayor parte del espacio político que va del centro a la extrema derecha.
En ese camino, el líder del PP ha comenzado a repetir una idea con la que trata de marcar distancias con el Gobierno de coalición presidido por Pedro Sánchez y adoptar, al mismo tiempo, la identidad de alguien al margen de las controversias que han condicionado la vida pública durante los últimos años. El rol de alguien recién llegado, ajeno al pasado y el presente del PP en muchos territorios.
Promete Feijóo “otra forma de hacer política” que consiste, según sus propias palabras, en actuar con “transparencia, honestidad y cercanía“, así como en dar “participación real” a los ciudadanos en las decisiones que les afectan. Con él en la Moncloa, proclama, los españoles tendrán un “nuevo modelo de gobernanza basado en la ética y la responsabilidad política”. Una “política serena de palabra y que vuelva a unir a la sociedad española”, asegura en tono solemne. La buena política, sostiene, consiste en “decir la verdad a los españoles”. ¿Es esa la política quen practican los ejecutivos del PP que desde 2019 gobiernan las comunidades autónomas de Madrid, Murcia y Castilla-La Mancha? ¿Es esa forma diferente de hacer política lo que presidió su mandato de trece años al frente de la Xunta de Galicia? Un repaso a las actuaciones de estos gobiernos y en especial a las actuaciones del propio Feijóo demuestra que no.
Sin transparencia
El líder del PP promete “transparencia”, pero no la practica. Un año después de su llegada a la política nacional sigue sin hacer público el salario que le paga su partido y si es su organización la que le abona los gastos de la residencia en la que vive con su familia en uno de los barrios más caros de Madrid. No es un dato privado: la Ley de Transparencia obliga a los partidos a publicar en sus páginas web el sueldo que abonan a sus dirigentes al margen de lo que cobren por sus cargos públicos. “Honestidad” tampoco parece que sea la seña de identidad del PP madrileño ni la norma de comportamiento, por ejemplo, del presidente de la Región de Murcia. Fernando López Miras, con el aval de Feijóo, 'compró' en 2021 la voluntad de tres diputados autonómicos de Ciudadanos haciéndoles miembros del gobierno regional. Aquella acción dinamitó el pacto antitransfuguismo que durante décadas había comprometido a todos los partidos, incluido el PP, a no alentar con prebendas la ruptura de cargos electos con las formaciones políticas que les dieron esos puestos. Tal es el apoyo que Feijóo prestó a esa operación que a día de hoy el PP sigue fuera del pacto. El protocolo de la vergüenza, el documento aprobado por el Gobierno Isabel Díaz Ayuso que condenó a morir en Madrid sin recibir asistencia médica a miles de personas que vivían en residencias para mayores tampoco es un buen ejemplo para sostener el “nuevo modelo de gobernanza basado en la ética y la responsabilidad política” que promete Feijóo. Ayuso lleva tres años mintiendo sobre aquellos hechos con el aval de quien es hoy el presidente del PP. ¿Representa Feijóo, como él mismo afirma, una “política serena de palabra y que vuelva a unir a la sociedad española”? No lo parece. La estrategia de su partido ha abandonado el terreno de las propuestas para afincarse en el de las emociones. La bandera contra “el sanchismo”, la denominación despectiva con la que el PP trata de caricaturizar las políticas desarrolladas por el PP, y la difusión de noticias falsas, incluida la de que el presidente Sánchez prepara un cambio de régimen ilegal, han contribuido a polarizar la política y la sociedad españolas tanto o más que durante la etapa de Pablo Casado. Tampoco parece que contribuya a dar credibilidad a Feijóo el pacto suscrito con su expreso respaldo en Castilla y León con Vox, un partido que niega el cambio climático y la violencia contra las mujeres y que quiere desmontar el Estado de las Autonomías, además de limitar la autoridad de la Unión Europea.
Mentiras
Tampoco sale bien parado el líder del PP si lo que se somete a examen es su respeto a la verdad, una de las características que siempre atribuye a la “buena política” y que, por supuesto, echa en falta en Pedro Sánchez. “El manual de la buena política”, sostiene a menudo, es “decir la verdad”, pero en realidad Feijóo miente casi a diario. A veces con todas las letras; en ocasiones tergiversando los hechos para desacreditar al Gobierno. En este capítulo sobran ejemplos, sobre todo en el ámbito económico. Feijóo no sólo no reconoce los buenos datos de empleo sino que cuestiona incluso las estadísticas oficiales a pesar de que el procedimiento es el mismo que se utilizaba en la época del PP y de que los datos los recopilan las comunidades autónomas, también las de su partido. En sus declaraciones sólo destaca que España es uno de los países con más paro de Europa, ocultando deliberadamente que ya lo era con su partido y que las cifras hoy están muy por debajo de las de Mariano Rajoy. Lo mismo sucede con los datos de crecimiento (repite que España está en crisis y que la economía no crece, cuando todos los organismos internacionales dicen lo contrario y constatan que las previsiones para los próximos meses están entre las mejores de Europa). O con los de inflación, ignorando aposta que el alza de precios es mucho menor en España que en los países de nuestro entorno y que la causa es una guerra que no es responsabilidad del Gobierno. ¿Y qué pasa con la promesa de dar “participación real” a los ciudadanos en las decisiones que les afectan, según sus propias palabras? En la práctica, lo que propone Feijóo es justo lo contrario: su apuesta es por condicionar la acción del Gobierno y del Congreso, los dos poderes que nacen de las urnas, a los criterios que establezcan instituciones más o menos desvinculadas de la voluntad de los ciudadanos. En coherencia con el concepto que tiene de la política como “gestión”, como mera administración de lo público —a menudo sostiene que gobernar consiste en ajustar gastos e ingresos—, Feijóo defiende el sometimiento del Gobierno a lo que aconsejen instituciones como el Banco de España, la Airef, el Consejo de Estado o un Consejo General del Poder Judicial cuya elección quiere desvincular de la participación del Congreso y el Senado. Eso sí, como demostró en Galicia —y aún hace su sucesor—, su idea de la independencia de organismos muy sensibles como los medios públicos sigue siendo el sometimiento de los profesionales de la información a los intereses del Partido Popular. ¿Queda al menos espacio para la “unidad”? La experiencia del último año dice que no. Feijóo siguió al pie de la letra la estrategia de Casado de tratar de desacreditar a España en la Unión Europea cuestionando el cumplimiento del Estado de derecho, las fiabilidad de las estadísticas o el uso que se está haciendo de los fondos europeos en busca de una amonestación de Bruselas que nunca ha llegado. Al contrario, desde la Comision Europea han sido reiterados los elogios al rigor en la actuación de la administración española.
Feijóo desprecia la existencia del Ministerio de Igualdad en un país con 1.205 crímenes machistas
El principal líder de la oposición y candidato a la presidencia del Gobierno por el Partido Popular, Alberto Núñez Feijóo, dice que "no estamos para esto". Que hay ministerios que antaño fueron "subdirecciones generales" y que hoy no tienen ninguna utilidad como entidades autónomas e independientes. Su compromiso, en caso de que las urnas le concedan el impulso necesario para llegar al poder, es firme: eliminar carteras como la de Igualdad. Así lo ha asegurado este martes ante los micrófonos de Onda Cero.
La entrevista se ha desarrollado en los siguientes términos:
Pregunta: ¿Habrá Ministerio de Igualdad en un Gobierno del señor Feijóo? Respuesta: Hay ministerios que en mi época, cuando estuve en el Gobierno de [José María] Aznar, eran subdirecciones generales. Comprenderá usted que no estamos para esto. El Ministerio de Consumo era una subdirección dentro del Ministerio de Sanidad; el Ministerio de Igualdad era un departamento dentro de otro ministerio. Con sus declaraciones, el conservador deja clara su decidida apuesta por devaluar las políticas de igualdad, despojándolas de su núcleo y desplazando a un segundo plano los no pocos retos que todavía tiene por delante la lucha contra la violencia machista. Al afirmar que "no estamos para esto", Feijóo olvida los números de un problema estructural como el machismo y su consecuencia más sangrante: la violencia de género. La principal, la más evidente y la más acuciante de las cifras: 1.205 víctimas mortales en veinte años. Más de un millar de varones asesinaron, desde el 1 de enero de 2003 hasta hoy, a mujeres que eran sus parejas o exparejas. Pero además, según los datos oficiales de la Delegación del Gobierno contra la Violencia de Género, 260 de las mujeres que fueron asesinadas habían presentado una denuncia previa contra sus agresores. Un 21,6% no encontró en las instituciones las herramientas necesarias para proteger su vida. Feijóo cree que no es necesario un Ministerio de Igualdad que resuelva los evidentes fallos que todavía lastran la estrategia contra la violencia de género, porque "no estamos para esto". En la última década, además, un total de 49 menores han sido asesinados también como consecuencia de la violencia machista y 399 han quedado huérfanos. Los menores huérfanos que deja el terrorismo machista son 22 en lo que va de año. Sólo en el último mes, dos de ellos presenciaron los asesinatos de sus madres. Pero la violencia machista va mucho más allá del ámbito de la pareja o expareja. En el año 2022, primero y único con datos disponibles, 34 mujeres fueron asesinadas por el hecho de ser mujeres. Se trata de 21 feminicidios familiares –víctima y agresor compartían algún grado de parentesco–, nueve feminicidios sociales –cometidos por parte del entorno de la víctima– y cuatro feminicidios sexuales –en los que la violencia sexual está en el centro de la agresión–. En 16 casos, quien cometió el feminicidio fue el hijo o el nieto de la víctima; en un caso el padre y en cuatro otro familiar. En ocho de los casos confirmados, el asesino fue un vecino o compañero de piso y en cinco otro conocido. España es el primer país europeo en contabilizar este tipo de crímenes machistas fuera de la pareja, pero todavía queda un largo recorrido para ir más allá del mero análisis y pasar a la acción para evitar este tipo de violencia. Feijóo no cree necesaria la existencia de un Ministerio de Igualdad que se encargue de hacerlo. La violencia sexual también deja cifras demoledoras. Según el balance de criminalidad confeccionado por el Ministerio del Interior, el año pasado se registraron 2.870 hechos conocidos –entendidos como el conjunto de infracciones penales y administrativas que contabilizan las autoridades– ligados al delito de agresión sexual con penetración. Es decir, las mujeres españolas denunciaron una violación cada tres horas. En 2021 fueron 2.143 y en 2019 –año previo a la pandemia– 1.873. La lectura de los datos está necesariamente ligada a su contexto: únicamente el 8% de las mujeres que han sufrido violencia sexual fuera de la pareja ha denunciado alguna de estas agresiones. El porcentaje se eleva al 11,1% si se tienen en cuenta también las denuncias interpuestas por otra persona o institución, según datos recogidos por la Macroencuesta de Violencia contra la Mujer. El reto es, por tanto, doble: conseguir que las mujeres confíen en las instituciones para dar la voz de alarma y tenderles la mano para garantizar una respuesta justa. Al margen de la violencia, las políticas de igualdad también nacen para afrontar otras muchas inequidades en distintos ámbitos. También en la intimidad de los hogares: las mujeres dedican 43 horas semanales a las tareas domésticas y al cuidado de menores. Los hombres, 28. En ese contexto, sucede que durante el primer trimestre del año el 84,6% de las excedencias para el cuidado de los hijos o de algún otro familiar fueron solicitadas por mujeres. Un informe de UGT añade que el 87,71% de la población inactiva por dedicarse al cuidado familiar lleva nombre de mujer. Y además, según los últimos datos del Instituto de Mayores y Servicios Sociales (IMSERSO), el 88,6% de los 68.252 cuidadores no profesionales que existen en la actualidad son mujeres. También el mercado laboral tiende a ser terreno hostil para las mujeres. Según Comisiones Obreras, la brecha salarial se sitúa a día de hoy en el 20,9%, un porcentaje que se alimenta de los muchos sesgos de género que echan raíces en los centros de trabajo. Más datos: las mujeres suponen el 74,5% de contratación a tiempo parcial, según la última Encuesta de Población Activa (EPA), correspondiente al primer trimestre de 2023. La tasa de paro femenina, en el mismo trimestre, se sitúa en el 15,13%, mientras que la masculina es del 11,57%. Y en la jubilación, la brecha permanece: la pensión media masculina asciende a 1.443 euros, según datos de mayo, mientras que la de ellas se instala en 970 euros. Núñez Feijóo está convencido de que no es necesaria una institución exclusivamente dedicada a corregir la desigualdad en estos ámbitos.
"Es mucho más fácil cambiarse de sexo que sacarse el carnet"
No sólo habló de ministerios el líder conservador, sino que señaló qué leyes concretas están bajo su punto de mira. Entre ellas, la Ley para la igualdad real y efectiva de las personas trans y para la garantía de los derechos de las personas LGTBI. "Vamos a regular los derechos del colectivo trans", concedió, pero no a través de la actual ley. Entre los argumentos de repudia, aseguró que "es mucho más fácil cambiarse legalmente de sexo que aprobar la selectividad, que sacarse el carnet de conducir", sencillamente yendo "al Registro a plantearlo, decir que a partir de mañana soy una señora o un señor". También afirmó que "las hormonas las tienen que poner los médicos, no lo decide un menor", a pesar de que la norma elimina la obligatoriedad de hormonación, anteriormente sí elevada como requisito obligatorio para el cambio de sexo registral. Pero, ¿es comparable examinarse para obtener el permiso de conducir con iniciar los trámites para el cambio del sexo registral? ¿Es tan sencillo como acudir al Registro Civil y decir ‘soy un señor o una señora’? El artículo 39 de la ley es el encargado de explicar el procedimiento para cambiar la mención registral del sexo. Una vez efectuada la petición, se citará a la persona interesada para que comparezca ante el encargado del Registro Civil, quien recogerá su solicitud. El representante del organismo deberá informar de las "consecuencias jurídicas de la rectificación pretendida" y de las medidas de asistencia e información una vez se produzca el cambio. En ese momento, es necesario suscribir la comparecencia inicial reiterando la petición. Y en el plazo máximo de tres meses desde aquella primera comparecencia, se agenda una nueva cita para ratificar la solicitud, "aseverando la persistencia de su decisión". Entonces, el encargado del Registro Civil, "previa comprobación de la documentación obrante en el expediente", dictará resolución en el plazo de un mes. Se trata de un trámite administrativo que busca deshacerse de requisitos médicos, como la presentación de informes psicológicos previos, y que es equiparable, más que a un examen de conducir, a otras gestiones encauzadas por la vía civil como la unión matrimonial. Núñez Feijóo también tachó de "disparate" que los "mayores de catorce" años puedan iniciar este trámite "sin el consentimiento de sus padres". Según la ley, los adolescentes de catorce y quince años tienen la posibilidad de acceder a la rectificación, pero siempre de la mano de sus representantes legales. En el caso de que exista desacuerdo entre ambos, se procederá al "nombramiento de un defensor judicial" que será quien tenga la última palabra. Únicamente los menores de dieciséis y diecisiete años tendrán el derecho a la libre determinación de género en igualdad de condiciones que las personas mayores de edad. Pero lo cierto es que desde hace ya cuatro años existe una base sólida que permite a los menores acceder a la rectificación de la mención registral. El Tribunal Constitucional emitió en el año 2019 una sentencia pionera, en la que falló que los menores con "suficiente madurez" y en situación "estable de transexualidad" deben poder acceder al cambio registral en igualdad de condiciones que los adultos, un dictamen que ha sido utilizado por diferentes registros civiles para allanar el camino que deben recorrer los menores hacia la autodeterminación de género. Lo que no aclaró el conservador es qué otros aspectos concretos enmendaría del texto legislativo: si la prohibición de llevar a cabo terapias de conversión, la posibilidad de que mujeres lesbianas, bisexuales y sin pareja accedan a técnicas de reproducción asistida o que las parejas de mujeres ya no tengan que estar casadas para poder filiar a sus hijos. Sobre esos avances, ni una palabra.
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Tema: Re: Feijoo Miér Jun 07, 2023 9:42 pm
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Tema: Re: Feijoo Jue Jun 08, 2023 12:13 am
"es mucho más fácil cambiarse legalmente de sexo que aprobar la selectividad, que sacarse el carnet de conducir"...
Se puede decir mayor burrada y hablar con tanta frivolidad sobre un tema tan serio...?
Y este "señor" puede ser presidente del gobierno...que nos pille "confesaos"...vamos a tener que alzar mucho la voz!!!
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Tema: Re: Feijoo Jue Jun 08, 2023 12:05 pm
Cuando Feijóo derogó políticas progresistas en 2009: el adiós a los libros gratis, la energía eólica y la memoria
La furia impugnadora de Alberto Núñez Feijóo respecto al actual Gobierno de coalición no es nueva. En 2009, cuando ganó contra pronóstico y por la mínima las elecciones gallegas, inició su primer mandato como presidente de la Xunta de Galicia con un propósito principal: la destrucción del legado del gobierno progresista anterior. La acción propositiva de sus ejecutivos –obtuvo después cuatro mayorías absolutas consecutivas– resultó, sin embargo, discreta. Ahora, a mes y medio de las elecciones, Feijóo repite estrategia y avanza que, si gobierna, derogará leyes como la de la memoria democrática o la trans, modificará la de eutanasia y la educativa y eliminará el Ministerio de Igualdad.
Habían pasado poco más de tres meses desde la derrota electoral de la coalición formada por Partido Socialista y BNG cuando el recién estrenado presidente de la Xunta anunció una de sus primeras medidas: la supresión de la gratuidad universal de los libros de texto. Feijóo acababa con una de las medidas estrella del bipartito y lo hacía envuelto en eufemismos. “Las rentas medias y bajas tendrán garantizada la gratuidad sin límites”, dijo. En realidad, tres de cada cuatro familias se quedaron sin ayuda. Con el tiempo y los sucesivos gabinetes del PP, el sistema asumió pequeños cambios, pero los libros de textos de la escuela pública nunca volvieron a ser universalmente gratis.
Tampoco nunca hubo reversión de una de las primeras decisiones en política de vivienda. El primer conselleiro de Medio Ambiente e Vivenda, Agustín Hernández, decidió rebajar la reserva de suelo para vivienda protegida y otorgó a los ayuntamientos la capacidad de dejarla por debajo del 30%. No fue el del acceso a la vivienda un problema que preocupase excesivamente al PP gallego. Lo admitía el propio Alfonso Rueda, vicepresidente con Feijóo y su sucesor en el Gobierno gallego desde hace un año: “No lo habíamos detectado”. Y eso que la oposición (BNG, PSOE o las distintas formulaciones de la otra izquierda) lo había llevado al Parlamento en numerosas ocasiones. En la última década, por ejemplo, la construcción de pisos protegidos para alquiler social quedó varios años a cero. Hace un par de meses, y al calor del debate suscitado por la nueva ley de vivienda estatal, el Gobierno gallego aseguró que esta vez sí, que colocará 2.000 viviendas en el mercado para alquiler social.
Los reveses judiciales al fiasco eólico del PP
La energía eólica se convirtió en otro de los caballos de batalla de aquel Núñez Feijóo. El plan del bipartito en la materia, que había provocado disensiones internas a socialistas y nacionalistas, incluía la participación pública en las empresas que instalasen molinos y la obligación de que ejecutasen programas industriales en las comarcas afectadas. El PP no tardó ni cuatro meses en anularlo. Feijóo argumentaba que había “tachas graves de legalidad” en el concurso que había concedido parques eólicos con un total de 2.300 megavatios. Tachas de legalidad hubo, sí, pero no las que denunciaba el ahora líder estatal de los populares, sino las derivadas de su prisa por derogar las políticas del anterior gobierno. El Tribunal Supremo declaró ilegal su anulación. La parálisis en el sector duró casi diez años. La Xunta quiere ahora revertirla con una relajación en los controles ambientales que le está suponiendo, de nuevo, numerosos reveses judiciales. Todavía en los últimos meses de su último mandato, Alberto Núñez Feijóo presumía de haber construido el Hospital Álvaro Cunqueiro, en Vigo. No lo hizo. El proyecto lo dejó prácticamente finalizado el bipartito. Al entrar en la Xunta, el PP lo desechó y lo reformuló a su modo. Lo que iba a ser un centro público, presupuestado en unos 500 millones de euros, se convirtió en una construcción con financiación público-privada. La fórmula implica un pago aplazado que obliga al Gobierno gallego a pagar un canon anual millonario a la empresa concesionaria de las obras y el mantenimiento, una UTE encabezada por acciona que en 2020 vendió su parte al fondo francés Meridiam. “Si ese método se llega a extender a otros hospitales sería imposible de financiar”, explicaba a este periódico Manuel Marín, portavoz de la plataforma SOS Sanidade Pública, quien sintetizaba la política sanitaria de Feijóo “en desmantelar, favorecer a multinacionales y mentir descaradamente”. Las protestas ciudadanas, la mayoría de ellas multitudinarias, se han sucedido durante sus legislaturas. También durante el año que Alfonso Rueda, cuya agenda neoliberal es intensa, lleva como presidente.
Contra el gallego y la memoria histórica
La ley de memoria democrática que el Congreso de los Diputados aprobó el pasado octubre es otro de los objetivos prioritarios a derribar por Feijóo, según él mismo ha explicado a los medios de comunicación. También lo ensayó antes en Galicia. La coalición del Partido Socialista de Emilio Pérez Touriño y el BNG de Anxo Quintana había concedido especial importancia a la memoria histórica y a la reparación oficial de las víctimas del fascismo. La Xunta del PP adoptó el camino opuesto. Redujo las partidas presupuestarias al mínimo y desactivó la Illa da Memoria proyectada en San Simón (Redondela, Pontevedra). El lugar había sido un campo de concentración franquista durante la Guerra Civil por el que pasaron más de 6.000 presos. Feijóo lo transformó en una Illa do Pensamento. “Acogerá un centro de arte vivo, no será un mausoleo”, justificó el entonces conselleiro de Cultura del PP, Roberto Varela. Las instalaciones no son muy activas, más allá de prestarse para todo tipo de eventos.
Ese mismo departamento de Cultura del primero de los ejecutivos de Feijóo en Galicia también dejó sin dotación a los Premios da Cultura Galega. Además, les retiró el adjetivo “nacionais” que los acompañaba, algo que también sucedió en la Biblioteca de Galicia de la Cidade da Cultura. A Feijóo no le gustó tampoco que la red pública de escuelas infantiles se llamase Galescolas, y las rebautizó como Galiñas Azuis –la referencia es a un cuento infantil de escritor Carlos Casares. Pero la principal de las batallas culturales emprendidas por aquel Partido Popular fue contra el gallego. Por primera vez en la historia de la autonomía, el Gobierno gallego reducía la presencia del idioma propio de la comunidad –así lo define el Estatuto– en la enseñanza. Aquella decisión, adoptada después de una durísima campaña contra la lengua apoyada en noticias falsas y agrupaciones extremistas, se tomó con toda la comunidad educativa en contra. Rompió los consensos parlamentarios existentes –el Plan de Normalización Lingüística de 2004 lo habían aprobado PP, PSOE y BNG– y contribuyó a la zozobra estadística de la lengua gallega. Tras esos primeros años de furia impugnadora del legado del bipartito progresista, la Xunta de Galicia del PP se instaló en una gestión rutinaria en la que escasearon producción legislativa, proyectos estratégicos e ideas de fondo. Eso sí, las mayorías absolutas se sucedieron en las urnas: Feijóo encadenó cuatro, igualó la marca de Fraga Iribarne y solo salió del Gobierno gallego cuando se embarcó junto a Díaz Ayuso en la operación para defenestrar a Pablo Casado. Ahora insiste en replicar las tácticas de 2009 y centra su discurso en lo que derogará, corregirá, retirará, abortará, casi nunca en lo que propondrá.
"...Ahora insiste en replicar las tácticas de 2009 y centra su discurso en lo que derogará, corregirá, retirará, abortará, casi nunca en lo que propondrá."
Pues sí, así es. No me gusta este hombre y no suelo escuchar lo que dice pero cada vez que lo he hecho, hablaba de quitar derechos que han conseguido otros y cosas por el estilo...🤬
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Tema: Re: Feijoo Vie Jun 09, 2023 3:59 pm
Laberinto escribió:
"es mucho más fácil cambiarse legalmente de sexo que aprobar la selectividad, que sacarse el carnet de conducir"...
Se puede decir mayor burrada y hablar con tanta frivolidad sobre un tema tan serio...?
Y este "señor" puede ser presidente del gobierno...que nos pille "confesaos"...vamos a tener que alzar mucho la voz!!!
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Los fachas son expertos en encontrar al más tonto para que lidere sus filas.
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Tema: Re: Feijoo Miér Jun 14, 2023 12:22 pm
Los principios de Feijóo le han durado unas elecciones
Pues era exactamente lo que parecía. Después de semanas de ambigüedades, de defender los gobiernos en solitario, Feijóo ya tiene a Vox dentro de otro gobierno autonómico, el de la Comunitat Valenciana, y esta vez, no es como en Castilla y León, cuando acababa de llegar a la presidencia del partido, esta vez él mismo ha bendecido el pacto, que no se trata de un acuerdo para permitir el gobierno del PP, se trata de un acuerdo para formar un gobierno de coalición, dándole a la ultraderecha una vicepresidencia y algunas consejerías.
Ni siquiera lo han dilatado en el tiempo, ni siquiera han disimulado con más de una reunión y la escenificación de unas tensas negociaciones, primera reunión, ayer por la mañana, y gobierno de coalición, asentado sobre unas bases que parece un contrato escrito por los hermanos Marx, por aquello de la parte contratante de la primera parte. Cinco puntos que no superarían el examen más básico del colegio, y que evidentemente es un aval para hacer lo que quieran, sin que los ciudadanos puedan saber exactamente en qué van a consistir las políticas pactadas en este gobierno de coalición.
Así pues, Alberto Núñez Feijóo suscribe los acuerdos con una fuerza política contraria al Estado de las autonomías, a algunos puntos de la Constitución y declaradamente xenófoba, homófoba, machista, negacionista del cambio climático y de la violencia machista. Esta fuerza, que es Vox, va a formar gobiernos con el PP de Feijóo, ahora en ayuntamientos y Comunidades, pero señalando el camino de lo que puede pasar en un futuro Gobierno de España.
Se había puesto todo digno el portavoz Borja Sémper, al que el PP fichó por su imagen de moderación, estableciendo la línea roja en el candidato de Vox condenado por violencia machista. Pero ese candidato se sentó en la negociación, fue el encargado de presentar el acuerdo y sí, no ocupará plaza en el gobierno valenciano, pero irá de número uno de Vox en Valencia en las generales. El PP lo vende como una gran victoria, pero el PP ha pactado formar gobierno con una fuerza que mantiene a un condenado por violencia machista en la primera línea política. También se puso digno Sémper cuando hace poco más de una semana le preguntaban si su partido iba a seguir el ejemplo de la CDU alemana, que se sigue negando a la negociación con la ultraderecha. Pues ya ven, el PP ya ha pactado con los ultras y que lo pueda hacer en el gobierno de la nación, ya no es ni una hipótesis ni una remota posibilidad, sería el siguiente paso lógico en el camino emprendido por Alberto Núñez Feijóo como líder de los populares, el mismo que decía que no creía en los gobiernos que se pactan en los despachos o el que decía que a veces es mejor perder el gobierno que ganarlo desde el populismo. Sus principios le han durado exactamente unas elecciones.
Lo primero y más urgente pasa por equilibrar el fiel de la balanza de los pactos post 28M, para que no sigan inclinando el campo hacia el lado del PP de una forma tan descarada. Que no le cuelen el timo de estampita y pretendan hacerle pasar estampitas de la Virgen por auténtico sentido de Estado. El PP no entrega a los socialistas las alcaldías de Vitoria para parar a Bildu y Barcelona para impedir que gobierne el independentismo. Las cede porque no le queda otro remedio. No hacerlo habría sido pegarse un tiro en el pie. Al PP no le quedaba otro remedio que dejar hacer, una vez que el PNV y el PSOE había pactado gobernar juntos y una vez que los Comunes y Ada Colau había renunciado a entrar en el gobierno local y votar a Collboni ¿Qué otra opción tenía el PP el sábado en la constitución de los ayuntamientos? Ninguna. Votarse a sí mismos y facilitar gobiernos de los mismos radicales y extremistas que le reprochan a Sánchez como compañía habría sido imposible de explicar, sobre todo cuando se trata de las listas más votadas y existe acuerdo entre los demás para presentar una alternativa. No quedaba nadie a quien echarle la culpa. Si alguien ha de recibir algún mérito por su sentido de Estado serán el PNV y los Comunes, no un PP que se resistió hasta que no le quedó otro remedio. Hay más trucos en este contador de pactos amañado que la derecha ha manipulado toda la legislatura. Al parecer, la heroica decisión del PP de dejar gobernar a los socialistas en algunos ayuntamientos porque no le quedaba más remedio, compensa su decisión de pactar con la ultraderecha su entrada en las instituciones con paseíllo, dos orejas, rabo y vuelta al ruedo. No parece una equivalencia debidamente proporcionada. Puestos a buscar equivalencias más ajustadas, en todo caso, se igualaría a la decisión de los socialistas de permitir que sea UPN quien gobierne en Pamplona, con la diferencia de que los populares no se jugaban nada, ni en Vitoria, ni en Barcelona, solo controlar daños; mientras que los socialistas arriesgan el gobierno de la Comunidad Foral.
A pesar de tanto esfuerzo dedicado a impedir que así fuese, en la izquierda se va haciendo la paz y van funcionando los acuerdos. El ruido se ha pasado ahora a la derecha y no cesa. Escuchar a los populares jurar que ni un paso atrás en la lucha contra la violencia de género, como si no supieran que están pactando con un partido que ha hecho bandera precisamente de dar esos pasos atrás, resulta tan chocante como haber escuchado a Pedro Sánchez confesar que no podría dormir si pactase con Unidas Podemos. Hasta ayer, decir que no querías pactar con alguien y hacerlo a los dos días era “hacerse un Pedro Sánchez”. Desde hoy, proclamar que no quieres pactar con populistas y ultras y hacerlo al día siguiente y en dos horas es “hacerse un Feijóo”. El gran argumento de la campaña popular el 28M, y que claramente piensa reutilizar para el 23J, ha quedado desactivado.
Las mentiras de Feijóo sobre la economía, la violencia machista y sus pactos con Vox
Alberto Núñez Feijóo, en la entrevista con Aimar Bretos en la SER: “La violencia machista es una obviedad. Por tanto, no debe llamarnos la atención que no esté en los textos [de los pactos con Vox]”. La obviedad es que el Partido Popular está pactando con un partido que niega que exista la violencia machista. Y que en los textos que está firmando el PP se da por bueno el término que utiliza la extrema derecha para menospreciar este grave problema social: “violencia intrafamiliar”. Feijóo, sobre candidato de Vox en Valencia, Carlos Flores: “Tuvo un divorcio duro y conllevó pues un abuso verbal hacia su exmujer”. Falso. No fue “un divorcio duro”. Fue una condena por violencia machista. Tampoco fue “un abuso verbal”. Fueron 21 ocasiones –según los hechos probados de la sentencia– en las que Carlos Flores amenazó, despreció e insultó a voz en grito a su ex mujer en la puerta del colegio o de su domicilio. Feijóo: “Y nosotros dijimos: No podemos firmar un acuerdo con esta persona. Y tuvo que presentar su dimisión”. Falso. El acuerdo de PP y Vox en Valencia está firmado y negociado con este condenado por violencia machista. Fue el propio Carlos Flores quien lo anunció ante los medios. Tampoco es exacto que haya dimitido: renunció a las Cortes Valencianas, pero será el número 1 por Valencia de las listas de Vox al Congreso de los Diputados. Allí lo verá pronto Feijóo. Feijóo: “El Gobierno no ha hecho ningún esfuerzo para subir el salario mínimo porque quienes lo han subido son las empresas. El Gobierno lo ha autorizado pero no lo ha subido”. Falso. Es el Gobierno quien obliga a las empresas a subir el salario mínimo, no las “autoriza” a subirlo –tal y como lo cuenta Feijóo, parece que cumplir con la ley es opcional, o que las empresas no subían antes esos sueldos porque Sánchez no les dejaba–. Y quien no hizo mucho esfuerzo por mejorar este sueldo de subsistencia fue Mariano Rajoy. En seis años del anterior gobierno del PP, el SMI pasó de 641 a 735. Bajo la presidencia de Pedro Sánchez ha crecido de 735 a 1.080 euros mensuales. Feijóo: “El texto literal que acaban de firmar en Baleares dice ‘Erradicar discursos machistas, ya sean civiles o religiosos, que promuevan o justifiquen violencia contra las mujeres’. En ese mismo texto también se insiste en menospreciar a la violencia de género como “violencia intrafamiliar”. Y si el PP realmente quiere “erradicar los discursos machistas” lo primero que tendría que erradicar son sus alianzas con Vox. En ese mismo acuerdo, en Baleares, el PP también ha pactado nombrar como presidente del Parlament a un ultra que defiende que “las mujeres son más beligerantes porque carecen de pene”. ¿Será otro caso de discurso machista de Vox, de hipocresía del PP o de ambas cosas a la vez? Feijóo: “Si gana el señor Sánchez las elecciones, y nos saca 20 escaños de diferencia o 15, y me pide que me abstenga para no pactar con Podemos y con los independentistas, me abstendré (...) Y si el Partido Socialista no quiere que gobierne Vox, lo tiene sencillo: absténgase (...) Solo pido un poco de equidad y un poco de decencia”. Los antecedentes históricos contradicen la “equidad” y la “decencia” que ahora reclama Feijóo. Y no solo por las decenas de ayuntamientos de España donde el PP gobierna con Vox sin ser la lista más votada. O por las autonomías de Madrid, Murcia o Castilla y León donde, en 2019, el PP mantuvo las presidencias a pesar de que el PSOE ganó las elecciones. En 2016, Mariano Rajoy ganó las elecciones y en octubre de ese año fue investido presidente con la caída de Pedro Sánchez y abstención del PSOE, que así evitó una nueva repetición electoral. Pero en julio de 2019, cuando varios diputados socialistas que se habían abstenido ante Mariano Rajoy pidieron a la derecha que hiciera exactamente lo mismo y facilitase la investidura de Pedro Sánchez, el PP se negó. En aquel parlamento de 2019, el PSOE sobrepasaba al PP no “por 20 o 15 escaños de diferencia”. Tenía 57 diputados más. Feijóo: “Todos los años desde que llegó el presidente, salvo que me equivoque, que me puedo equivocar, creo que la economía ha crecido menos que lo que el Gobierno decía que iba a crecer”. En efecto: Feijóo se equivoca una vez más. Quien ha fallado en sus previsiones económicas de forma clamorosa ha sido el líder del PP, que en octubre de 2022 pronosticó una recesión “en pocas semanas”. ¿El resultado? Que España creció el año pasado un 5,5%, por encima incluso de la previsión del Gobierno, que en los Presupuestos Generales pronosticó un crecimiento del 4,3%. Feijóo: “La economía está estancada”. Falso. En 2023 España volverá a ser el país que más crezca entre los grandes de la Unión Europea. El Banco de España acaba de mejorar su pronóstico para este año: del 2% al 2,3%. Feijóo: “La economía crece porque hay mucha deuda pública”. Falso. Desde 2020, la deuda pública española se ha ido reduciendo en proporción al PIB –que es como se mide esta variable macroeconómica con un mínimo de rigor–. Feijóo: “Es complicado decir qué bien va el empleo”. Falso. Lo realmente complicado es argumentar que el empleo va mal. Hasta la llegada del actual Gobierno, el récord histórico de cotizantes en la Seguridad Social estaba en 19 millones –en 2007, en plena burbuja inmobiliaria–. Ahora hemos superado los 20,8 millones de trabajadores dados de alta en la Seguridad Social y con la tasa de empleo precario más baja de la historia. Más de 20 millones de afiliados. Llega a lograr tal hito el Partido Popular y en cada pueblo habría una calle Fátima Báñez (o una avenida del Milagro Español). Feijóo: “Hemos tenido menos horas efectivas trabajadas en 2022 que en 2018”. Falso. En ese periodo las horas trabajadas han crecido: de 615 millones semanales a 646 millones. Y ya estamos en 660 millones. Feijóo: “Si resulta que tenemos que disminuir medio millón de personas fijas discontinuas el empleo ya no va tan bien”. Falso. Los fijos discontinuos no cuentan en la estadística de cotizantes de la Seguridad Social cuando están inactivos. No hay ningún medio millón que descontar. Feijóo: “Hay 400.000 empleados públicos más que en 2018”. Desde junio de 2018 también hay 1,3 millones de empleos privados más. Es decir, por cada puesto de trabajo público se han creado tres en el sector privado. Por mucho que la derecha lo repita, es falso que el empleo esté subiendo por los fijos discontinuos y los funcionarios. En cuanto al empleo público, es normal que haya crecido. Veníamos de los años de Rajoy, en los que el PP congeló la tasa de reposición del sector público y no renovó a los funcionarios que se jubilaban en la Sanidad o la Educación. Feijóo: “Siempre que hemos gobernado, el Partido Popular ha subido las pensiones de acuerdo con el IPC, incluso en algún caso superior al IPC”. El Gobierno de Rajoy, en 2013, aprobó sin consenso una reforma de las pensiones que limitaba la revalorización al 0,25%, sin importar lo que pasara con la inflación. En 2017 y 2018 los pensionistas perdieron poder adquisitivo. Rajoy finalmente las revalorizó, pero solo por las presiones del PNV a cambio de aprobar los Presupuestos y tras meses de protestas de los pensionistas en la calle. Dato importante: el Parlamento aprobó en 2021 blindar el poder adquisitivo de las pensiones y que siempre subieran con la inflación. Lo hizo con el voto en contra del PP. Feijóo: “El PSOE, no, el PSOE congeló las pensiones. Y quizás por responsabilidad, porque en el año 2010 no podía hacer otra cosa, pero las congeló”. Es llamativo ese elogio de la “responsabilidad” de Zapatero, teniendo en cuenta qué hizo entonces el PP. En las negociaciones sobre esa congelación de las pensiones de 2010 fue cuando Cristóbal Montoro pronunció aquella frase tan famosa: “Que caiga España que ya la levantaremos nosotros”. La “responsabilidad” del PP en ese momento fue votar que no, a pesar del riesgo de una intervención del país. Feijóo: “Todas las personas que estamos en el comité de dirección del partido y el presidente del Comité de Dirección, que es el presidente del partido, tiene un incremento de sus salarios por el partido”. Sería deseable que Feijóo aclarara de una vez cuánto cobra del partido, un dato que lleva año y medio intentando ocultar. En las sucesivas declaraciones de bienes y rentas ante el Senado no ha querido dar esta información, que ahora dice que aportará “al final de la legislatura”. Un momento que ha ocurrido ya: las cámaras están disueltas desde el 29 de mayo, cuando se aprobó la convocatoria electoral. En 2011, cuando Mariano Rajoy estaba en la oposición, el presidente del PP cobraba del partido 200.000 euros anuales, además de su sueldo como diputado. Todo esto, sin contar lo que cobraba de la caja B.
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Tema: Re: Feijoo Miér Jun 21, 2023 1:05 pm
Un ME GUSTA COMO LA COPA DE UN PINO!!!
Por cierto, voy a mirar eso de la copa de un pino que no sé de donde viene
Bravo!!! Gracias por traerlo, marapez!
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Tema: Re: Feijoo Vie Jun 23, 2023 8:44 am
Los principios de Feijóo (en porcentajes)
Entre las abundantes declaraciones políticas escuchadas en esta semana de precampaña electoral, hay una que a mi entender supera a todas las demás, por sorprendente y clarificadora. Es esa en la que Alberto Núñez Feijóo explica que es tan lógica la posición del PP en Extremadura como en València. Es tan coherente que en Extremadura se niegue a pactar con Vox como que en la Comunitat Valenciana ceda la presidencia del parlamento, la Vicepresidencia (a un extorero) y tres consejerías importantes. ¿Por qué? “Porque el partido Vox ha obtenido en Extremadura sólo el 8% de los votos, mientras en València ha tenido el 12%”. Y a renglón seguido Feijóo aduce que “el PP tiene principios, y no va a mimetizarse con las políticas de Pedro Sánchez… Cuando decimos que algo es desproporcionado y va en contra de los votos obtenidos en urnas, lo cumplimos” (ver aquí).
¡Acabáramos! Por fin Núñez Feijóo ha dejado negro sobre blanco (y grabado con su propia voz) el anuncio de que pactará con Abascal el gobierno de España si los números lo hacen necesario. De hecho, no hay hasta el momento una sola encuesta que otorgue al PP mayoría absoluta ni que sitúe a Vox por debajo del 12%. Por lo tanto, Feijóo está asumiendo que, si se cumplen los vaticinios demoscópicos, gobernará con Abascal (o Morante de la Puebla) en la vicepresidencia y con los ministerios que Vox decida exigir según el “proporcionado” derecho que las urnas decidan.
Con esta solemne declaración, Feijóo ha dejado con la lengua rígida a unos cuantos dirigentes populares y a mil quinientos tertulianos que venían defendiendo la tesis de que el acuerdo de València fue una precipitación adjudicable a la inexperiencia y ambición de poder de Carlos Mazón y que la posición de la extremeña María Guardiola venía avalada por la intención de Génova de corregir el “exceso” valenciano y frenar las pretensiones de Vox. Para nada. Sostiene Feijóo que tanto le vale una cosa como la otra, y que Abascal puede exigir lo que le plazca siempre que respete “la divina proporción” (de las urnas). No sé si somos conscientes de lo que significa esta argumentación. Incluso teniendo en cuenta la justificación “táctica” de que Feijóo esté buscando el “voto útil” en competencia directa con Vox. Si yo fuera votante de la derecha, me sentiría bastante ofendido por tan burdo chantaje: “vótenme a mí porque si no tendré que ceder un poder desproporcionado a estos bárbaros”. Y si prescindimos de esa interpretación puramente táctica, la cosa es bastante más grave: los principios son más o menos defendibles según la fuerza electoral de tu potencial o incluso único apoyo parlamentario. Me contengo para no emplear términos más hirientes. Puestos a elegir, resultaba más ingenioso el principio marxista (de Groucho): “estos son mis principios; si no le gustan, tengo otros”. En serio: el mismo (y principal) aspirante a la Moncloa que acusa a Pedro Sánchez de ceder a Bildu nada menos que la unidad de España a través de pactos secretos jamás demostrados y siempre desmentidos por los hechos, ¿sostiene que el partido mayoritario puede y debe pactar con la extrema derecha lo que sea si el porcentaje obtenido por esta en las urnas así lo exige? Valiente concepto de los “principios” o del proyecto de país que uno defiende. ¿Tengo o no tengo claro que la violencia machista es la que se ejerce sobre las mujeres por el hecho de ser mujeres y que la llamada “violencia intrafamiliar” ya está penalizada en la legislación vigente desde hace años? Depende del voto que logre mi más directo rival (y socio). Porque en realidad estamos asistiendo a un juego de trileros o de despiste de trazo grueso: mientras nos fijamos en el vergonzante pacto valenciano (¡si Berlanga levantara la cabeza!) o en el imposible acuerdo extremeño, quizás consigan que perdamos de vista el contenido de los 135 acuerdos municipales ya firmados por PP y Vox (ver aquí). Muchos de ellos (estos sí) secretos, opacos, como si no fuera obligatorio comunicarlos a la ciudadanía, pero sin que quepa duda sobre lo que hasta el momento conocemos: se impone la ideología ultraconservadora, retrógrada y negacionista de Vox, suprimiendo concejalías de igualdad, anulando normativas de protección medioambiental o eliminando derechos LGTBI y medidas de integración de inmigrantes (por ejemplo). A ver si nos entendemos: según la doctrina Feijóo y sus principios “proporcionales”, cabe pensar que justificaría entonces cualquier acuerdo con fuerzas independentistas si estas obtuvieran un porcentaje de votos suficientes, ¿no? De hecho, tanto en Cataluña como en Euskadi, la “proporción” de apoyos a opciones independentistas ya haría indiscutible en términos democráticos la “cesión” de poder correspondiente, al menos en la misma medida que Feijóo considera legítima para lo que él mismo necesita. ¿Y por qué en Navarra no sería entonces legítimo que los socialistas acordaran con Bildu? ¿O en tantos ayuntamientos de Euskadi? Lo insultante (y preocupante en términos democráticos) es que alguien aspire a presidir el gobierno de España con unos principios de plastilina, perfectamente adaptables a las necesidades que marquen las fortalezas de sus limitados apoyos parlamentarios. Lo evidente es que Feijóo no tiene un principio definido sobre la violencia machista (¡hombre, en medio de un “divorcio duro”...!) o sobre la igualdad, o sobre la inmigración, o sobre el Estado autonómico, o sobre la crisis climática, o sobre las pensiones, o sobre… Todo depende del porcentaje que obtenga en las urnas alguien que niega la emergencia climática, los derechos de las mujeres, de los homosexuales, de los migrantes, de los nacionalistas catalanes o vascos o gallegos… Todo parece valer en este “verano azul” (oscuro casi negro), siempre que funcione la (esta sí) absoluta desproporción entre la potencia mediática de las derechas y la de los medios que procuran informar sin sectarismos aunque con algunos principios que no dependen del “porcentaje” de suscriptores de uno u otro partido o de la publicidad institucional (acaparada siempre por los reyes del clic y los profesionales del chantaje). Los números indican (contra el discurso impuesto por el mainstream) que la partida del 23J está absolutamente abierta. Siempre que las fuerzas progresistas logren movilizar a un electorado durmiente o desmotivado y recuperar a varios cientos de miles de votantes socialistas que han castigado al “malvado” Sánchez el 28M. Si además alguien decidiera votar por una cuestión de principios, la semana ha sido muy reveladora.
Feijóo abre la puerta del gobierno a nazis y antisemitas
Alfred Hugenberg era un empresario alemán. Un conservador prusiano auténtico, un hombre de orden de los que promovían el liberalismo económico mientras enarbolaban ideas ultranacionalistas y antisemitas. Nunca lo hacía de manera abierta y descarnada, las difundía dentro del normal desarrollo político en el que se movía la alta burguesía alemana, comentando las ideas más radicales en los círculos cerrados. Tras hacerse una carrera de renombre en la firma Krupp, comenzó su carrera en solitario como empresario de los medios de comunicación. Fue diputado del Partido Nacional del Pueblo Alemán, una formación ultraconservadora que incluía en su ideario todas las ideas que el NSDAP llevó al extremo. Hugenberg no era nazi porque era demasiado bismarckiano, pero tenía todas las ideas de los camisas pardas en su interior y sabía que necesitaría a los de Adolf Hitler para que sus apoyos de la burguesía confluyeran en alianza con los apoyos de la clase media y amplias bases del proletariado con las que ya contaba el partido nazi. Sus formas eran más educadas, menos histriónicas, conformadas en el seno de la alta burguesía prusiana y sin capacidad para seducir a otros estratos de la sociedad a los que sí llegaba el líder del partido nazi. Los moderados en las formas necesitaban a los radicales. Esa unión siempre se ha conformado y en sus diferentes acepciones ha servido como vía para formar gobiernos radicales a lo largo de la historia. Siempre hay una justificación para defender abrir la puerta de nazis a los gobiernos, en aquellos años era la necesidad de parar la bolchevización argumentando que incluir nazis en el gobierno serviría para apaciguarlos. Feijóo, como Hugenberg, intenta engañar de la misma forma a la opinión pública. El líder del PP utiliza las mismas tretas discursivas para hacer creer que está pastoreando a la extrema derecha incluyéndola en sus gobiernos mientras lo que ocurre es que poco a poco los conservadores se acercan al lugar que quieren los posfascistas. No se puede controlar a la bestia parda y el PP está metiendo en sus ejecutivos a nazis defendiendo ideas nazis, como ha ocurrido con el miembro de Vox Gabriele Le Senne en el Parlamento balear. Los hechos son incontestables. Gerd Honsik es un revisionista del Holocausto que se ocultó en Málaga para protegerse de las condenas en Europa por decir que no había ninguna prueba de las cámaras de gas de Auschwitz. Honsik estaba emparentado con la esposa de Amon Goeth, el infame responsable del campo de concentración de Plaszow en Cracovia. Honsik fue uno de los responsables de difundir en los años 70 la teoría de la conspiración del Plan Kalergi, una estrategia de control demográfico ideada por el judío Richard Nikolaus Coudenhove-Kalergi que buscaba disolver la identidad blanca entre la multiculturalidad mediante la promoción de la inmigración. El plan Kalergi ha pasado a llamarse teoría del gran reemplazo o de la sustitución y su existencia es defendida por Vox en muchos de sus planteamientos; entre los más firmes defensores está el que ahora es presidente del Parlamento de Baleares gracias al acuerdo con el PP. Vox no es un partido homologable ni a algunas formaciones de extrema derecha europea como el Frente Nacional. Es aun más peligroso porque no duda en incluir en sus posiciones y propaganda las herramientas que hasta ahora quedaban de forma marginal en los foros neonazis donde se manejaban quienes hoy ocupan puestos de relevancia en la formación de Abascal, como es el caso de Jordi De la Fuente, un antiguo miembro del partido nazi MSR que ahora forma parte del núcleo cercano de Ignacio Garriga a cargo de labores de agit-prop digital. Una estrategia que solo pasa desapercibida para ojos no entrenados, porque hasta en los mensajes más inocentes esconden propaganda nazi y antisemita. En los últimos días entre sus publicaciones en redes sociales han difundido varios vídeos contra periodistas y sindicalistas caracterizándolos como unos payasos a los que tiran confeti.
La caracterización como payaso es una evolución de un meme de la rana Pepe llamado Honkler, que los neonazis usan en internet para mostrar lo que consideran la degeneración de las ideas progresistas. El mensaje es utilizado de manera recurrente como propaganda antisemita para difundir ideas nacionalsocialistas. Honkler es un derivado de una subcultura nacida en 4Chan por nazis y antisemitas para, mediante el uso de la frase “Honk Honk”, equipararlo al “Heil Hitler” del mismo modo que se usa el número 88 para referirse al lugar que usa la H en el alfabeto latino. La divulgación de todo tipo de mensajes, imágenes y memes de Honkler para difundir ideas nazis y antisemitas ha inundado todas las redes sociales y ahora ha llegado también a las cuentas oficiales de Vox. Borja “bochorno” Semper saldrá cada día con su verbo depurado intentando explicar por qué lo sensato, lo moderado y lo centrado es abrir la puerta de las instituciones a estos ultras de la peor condición. Produce cierta ternura escuchar a Borja Semper. Un hombre que se fue del Partido Popular porque se estaba radicalizando tener que defender cada día llegar a acuerdos con un señor que defiende teorías ungidas por un revisionista nazi del Holocausto y un partido que utiliza propaganda antisemita contra la prensa y los adversarios ideológicos. Pero es la realidad, el PP abre la puerta de las instituciones a nazis y antisemitas. No tendrían que sorprenderse, ya se hizo en periodos funestos de la historia contemporánea de Europa.
Cuentan que cuando el “príncipe de los matemáticos” Carl Friedrich Gauss tenía nueve años, su profesor de Matemáticas castigó a todos los alumnos de su clase a sumar los números del 1 al 100, suponemos que con la esperanza de que aprendieran algo y a la vez le dejaran un rato tranquilo. Gauss halló el resultado rápidamente y concluyó que para hallar la suma total no tenía más que multiplicar 101 x 50 = 5.050 pero si no eres un genio, te puedes tirar un buen rato suma que te suma. Alberto Núñez Feijóo ha emulado en los últimos días al maestro del joven Gauss y nos ha puesto de deberes “matemáticas de estado”, como las ha bautizado Elías Bendodo, que se traducen en que cuantos más votos de la derecha ultra tengas que sumar, más principios democráticos tienes que restar. Por seguir un poco con las matemáticas y la teoría de juegos, el PP está practicando repetidas veces el juego de la gallina, que consiste en frenar un coche lo más cerca posible de un acantilado sin despeñarse. Lo peor del asunto es que en ese coche viajamos todos. Iván Espinosa de los Monteros, cuya cuenta de Twitter es uno de mis placeres culpables, ha entendido perfectamente lo de las matemáticas de estado. Como pertenece al partido que pertenece ha popularizado el hashtag #MatemáticasParaProgres, en el que calcula cuántas concejalías, consejerías o ministerios le tocarían a Vox no ya en función de su porcentaje total de votos, sino en función del porcentaje de votos que tienen dentro del bloque de la derecha. No sé si me siguen a estas alturas pero, en sus cálculos, el 8% de Extremadura se convierte en un 17% del bloque de la derecha, y al partido ultra le corresponderían, por tanto, dos consejerías. En realidad 1,9, pero Espinosa de los Monteros redondea hacia arriba y aún dice más, que si se repite lo que ha pasado en otras comunidades en realidad les tocarían tres. Si en esto no nos fuera la vida resultaría hasta entretenido. Cuando Borja Sémper aspiraba a la alcaldía de San Sebastián en lugar de estar presentando campañas desde playas falsas, dijo aquello de que “el problema de un pacto con Vox, más allá de la suma de diputados o concejales, es que sea capaz de influir en materias sensibles que transformen lo que representas”, y calificó de disparate lo de la “violencia intrafamiliar” cuando se lo estaban diciendo a la cara de Juanma Moreno Bonilla y no a la de todo el PP. Entonces no se había impuesto en el partido la visión puramente cuantitativa de la política, que es aplicar las cuatro reglas a la democracia, la complejidad de la realidad y la vida de las personas con el único objetivo de conseguir el poder. Fue también un gallego, como Núñez Feijóo, el que inventó la primera calculadora capaz de realizar las cuatro operaciones aritméticas. Se llamaba Ramón Verea y su calculadora de hierro y acero de 26 kilos se conserva en la sede central de IBM, en Estados Unidos. Creo que es la máquina ideal para medir los pactos electorales entre el PP y Vox, aunque Verea, que nació en 1833, tenía más claro lo que era la igualdad que el partido conservador español de 2023. En un artículo firmado en 1884 escribió: “El hombre hace unas leyes para sí y otras para la mujer. Mientras el hombre se considere el amo de la mujer, mientras le niegue la igualdad civil, mientras no la mida con la misma vara que a sí mismo, no podrá decir con verdad que ha dado un paso en la senda del verdadero progreso”. Necesitaremos echar mano de la aritmética no ya para saber quién gobernará en España, para contar cuántos años vamos a retroceder. Calculen ustedes.