Tema: Re: Tribuna abierta Vie Jun 24, 2022 10:30 am
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el.loco.lucas Administrador
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Tema: Re: Tribuna abierta Vie Jun 24, 2022 12:41 pm
Muy grande Rufián.
marapez V.I.P.
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Tema: Re: Tribuna abierta Dom Jun 26, 2022 10:01 am
Lástima que la política no sea sencilla
Hay veces que uno lee en la prensa titulares modélicos, palabras llenas de precisión y sencillez. Sentimos algo así como la humilde claridad que los adjetivos explicativos o epítetos aportan a la retórica literaria: prados verdes, mar azul o sangre roja. Tuve esta sensación al leer unas declaraciones de Alberto Núñez Feijóo resumidas en un titular de infoLibre: “Feijóo acusa al Gobierno de recaudar de más para repartir dinero entre colectivos afines por motivos electorales”.
El mundo debiera ser así de ordenado. El representante de la derecha neoliberal española tiene como tarea intentar que los empresarios y las fortunas a las que representa paguen los menores impuestos posibles. Y no sería justo pensar que se trata de una simple cuestión de tacañería o de avaricia, porque hay quien defiende la idea de que la acumulación de riqueza empresarial produce bienes para todos y que el mercado libre es un mercado justo por definición, el mejor modo de equilibrar precios y sostener abundantes y dignos puestos de trabajo. Son las mismas personas que defienden la idea del mérito personal como una causa del triunfo en la vida.
Como es lógico, un Gobierno socialista no piensa lo mismo. El mundo real que analizan los estudios sociales le inclina a pensar que conviene cobrar impuestos progresivos para sostener una distribución de la riqueza que evite la degradación de las condiciones de vida de la mayoría. Además, parece que el triunfo no sólo se debe al mérito personal de los individuos, ya que la inmensa mayoría de las personas que alcanzan puestos elevados han tenido la suerte de nacer en familias bien colocadas capaces de darle una educación superior. Como la sangre es roja y los prados verdes, sería muy lógica la fraternidad entre el voto y el epíteto. Los más afortunados de la sociedad deberían votar a los que tienen como imperativo categórico la bajada de impuestos, y vuelvo a repetir que no se trata sólo de deseos de ganar más, sino por convencimiento de que es el mejor modo de sostener una sociedad. De la misma forma, deberían votar en favor de gobiernos socialistas los que no cuentan con recursos suficientes y necesitan dignificar su vida con una buena sanidad pública, una educación cuidada, unas pensiones decentes y unas leyes que ordenen el mercado laboral para permitir un salario justo y unas condiciones dignas de trabajo. El carbón es negro, la amapola roja y el agua cristalina.
Pero resulta que esta claridad observada por el análisis sincero de Núñez Feijóo se enturbia mucho en el acontecer diario y, de pronto, el mar se vuelve verde, el cielo negro, el carbón amarillo y la sangre azul. La mente humana es un saco sin fondo y por arte de magia salen de nosotros palomas y gaviotas ante los ojos del respetable público. Resulta que mucha gente sin mérito y sin dinero vota a los que quieren bajar impuestos a los ricos, apoyando así la privatización de la sanidad, de la educación y de los méritos familiares. La claridad se enturbia, los epítetos son sustituidos por una adjetivación vanguardista y la razón es superada por argumentos de todo tipo. Federico García Lorca nos llegó a decir en uno de sus romances más famosos que el viento es verde. Los surrealistas justificaron el valor de la irracionalidad, pero hay otros caminos que tienen que ver con los cálculos, los programas y las dinámicas de nuestras democracias. Los vientos de la historia son muy creativos a la hora de darse color. Yo no voy a entrar a debatir aquí la compleja realidad de los medios de comunicación, ni las barreras de incomunicación, ni los factores que alientan las indiferencias, las identidades y el sentido de los votos. Me limito a afirmar ahora, al calor de las sospechas de Núñez Feijóo, que a veces es muy conveniente una humilde defensa poética del epíteto. Conviene recordar y decir, saber decir, que la sangre es roja, el cielo azul, los prados verdes y las aguas cristalinas si nadie las ensucia.
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marapez V.I.P.
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Tema: Re: Tribuna abierta Lun Jun 27, 2022 10:29 am
Pacto sellado con sangre
La masacre de Melilla ha llevado la frontera a los medios, a las redes, a los debates políticos. Pasa de vez en cuando, que se hace más visible la violencia y las víctimas aparecen, como si fuese de repente o como si no pasara cada día que la frontera mata, violenta y destroza la vida. Me pregunto: ¿Para qué servirán estas imágenes que han circulado durante estos dos días? ¿Quién las grabó ahí, dentro, en el fragor de esa batalla? ¿Quién ha filtrado tantos vídeos y por qué? ¿Por qué querían que las viésemos? ¿Servirán esas imágenes para iniciar una investigación sobre los hechos y hacer justicia? ¿Se usarán para identificar a las víctimas, informar a las familias y enterrarlas con dignidad? ¿Y si solo sirven para hablar de mafias y sellar un pacto terrorífico de control migratorio? Cuando éramos chicas nos hacíamos hermanas de sangre pinchándonos con una aguja, nos parecía así que la amistad duraría para siempre. Pero claro, los gobiernos y sus intereses son otra cosa, y en los últimos tiempos los pactos fronterizos se rubrican con la sangre de los “otras, otros, otres”. Y en estos pensamientos me retuerzo cuando suena el teléfono. El prefijo es de Camerún, descuelgo y al otro lado me saluda una voz que reconozco inmediatamente. Es Bikai, el papá de Luc, una de las víctimas de Tarajal. “¿Cómo estás Helena?, ¿todo bien?, ¿la familia? Lo vi ayer en las noticias”. Se queda un momento en silencio. Sé que se refiere a la tragedia de Melilla. “He visto las imágenes, otra vez una desgracia… y de lo nuestro nada al final, no hay forma de encontrar justificación”. Se me hiela la sangre y aguanto para no llorar, Bikai siempre me ha producido una especial ternura. Lo que ha visto en la frontera de Melilla le ha dolido en lo más profundo de su alma porque de alguna manera ha revivido la muerte de su hijo. “¿Ya se sabe quiénes son? ¿Las familias lo saben?”, pregunta. Conoce muy bien lo importante que es identificar un cadáver, lo urgente de informar a las familias y lo necesario que es enterrar a las víctimas con dignidad. Terminamos la conversación, me dice que el domingo rezará por las almas de estos jóvenes, como lo hace cada día por la de su hijo. No solo él está inquieto. Las imágenes de la tragedia de Melilla se han difundido por muchos países africanos y están teniendo un impacto terrible entre las comunidades migrantes que viven en Marruecos. El miedo siempre está presente en la diáspora migratoria, pero en los últimos meses se ha convertido en irrespirable. Desde el nuevo acuerdo entre España y Marruecos, las redadas, detenciones arbitrarias, identificaciones raciales, y otras medidas represivas contra la población migrante se han multiplicado y extendido en la cotidianidad que impide el más mínimo atisbo de vida. En Tánger, artistas africanos han sido detenidos y desplazados al sur cuando iban a comprar el pan, y a pesar de tener una tarjeta de residencia. En Laayoune, las mujeres denuncian haber sido desnudadas en las calles tras ser detenidas en sus casas para escarnio público, antes de ser deportadas en autobuses al desierto. En Agadir han sacado a las familias en medio del sueño de sus camas después de que los militares rompiesen las puertas para violar sus domicilios. En Tarfaya han atacado a los supervivientes de una patera, que llegó a costa después de haber perdido a seis personas a bordo, con una jauría de perros azuzada por la gendarmería. En Nador, la última semana ha sido especialmente terrible. El cerco a los asentamientos de los bosques, las maniobras de corte de acceso al agua potable y los suministros, y las redadas violentas donde las fuerzas de seguridad se acompañaban de grupos criminales para completar la faena, pronosticaban lo peor. Los muchachos estaban al límite de sus fuerzas físicas y mentales. Presionarles hasta reventarles, obligarles a una huida hacia delante. ¿Con qué propósito? ¿Tal vez España pide pruebas de que se está haciendo el trabajo? ¿Puede ser esta una forma de rubricar el acuerdo frente a los movimientos que ha habido con Argelia? Suena de nuevo el teléfono, que en estos dos días no para. “¿Helena? ¿Cómo estás? Dios mío, qué terrible, ¿has escuchado a Sánchez? Es como en 2005… otra vez”, me dice una compañera. Para las que llevamos tantos años en la frontera esa fecha supone un antes y un después, porque desde entonces los gobiernos no han tenido límites para escalar en violencia contra las personas migrantes. El presidente ha rememorado aquellos días copiando el discurso de la gratitud del entonces ministro de exteriores, Moratinos. Además, Sánchez ha añadido el argumento de las mafias secundando el discurso del RNI, partido político que gobierna en Marruecos, mostrando así la sintonía política que les une. Llevo muchos años investigando sobre trata de seres humanos y trago saliva cuando los gobiernos, en vez de luchar contra los grupos criminales fuertes y poderosos, ven mafias en una masa de gente que corre con la consigna de sálvese quien pueda, pero eso daría para otro artículo. Hoy solo me queda pediros encarecidamente que sigamos trabajando y luchando por políticas de verdad, justicia, reparación y no repetición en la frontera.
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Tema: Re: Tribuna abierta Lun Jun 27, 2022 11:03 am
https://www.facebook.com/watch?v=343952450704105
Salú y República.
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El llobu V.I.P.
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Tema: Re: Tribuna abierta Lun Jun 27, 2022 10:00 pm
Salú y República.
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marapez V.I.P.
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Tema: Re: Tribuna abierta Lun Jun 27, 2022 10:39 pm
El llobu escribió:
Salú y República.
Si se llamase Garzón ya hubiese sido apartado de la carrera judicial por prevaricación. Pero así son las cosas... y por eso el Pp tiene la batalla en el CGPJ.
El llobu V.I.P.
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Tema: Re: Tribuna abierta Lun Jun 27, 2022 10:50 pm
marapez escribió:
El llobu escribió:
Salú y República.
Si se llamase Garzón ya hubiese sido apartado de la carrera judicial por prevaricación. Pero así son las cosas... y por eso el Pp tiene la batalla en el CGPJ.
Parasitando el poder judicial de manera absolutamente inconstitucional, todo hay que decirlo.
Salú y República.
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El llobu V.I.P.
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Tema: Re: Tribuna abierta Mar Jun 28, 2022 12:44 am
https://www.facebook.com/watch?v=243007980573416
Grande Oskar, como siempre.
Salú y República.
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El llobu V.I.P.
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Tema: Re: Tribuna abierta Mar Jun 28, 2022 1:20 pm
Salú y República.
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Tema: Re: Tribuna abierta Mar Jun 28, 2022 5:38 pm
Salú y República.
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Tema: Re: Tribuna abierta Mar Jun 28, 2022 6:56 pm
Z escribió:
'
El "llobu" copia:
'
No, el aborto no es ningún derecho, se decide sobre otro cuerpo con otro ADN...
Ignorar cosas es comprensible, pero intentar dar lecciones desde la ignorancia no. No sólo deberías consultar en el diccionario qué es un insulto, sino qué es un derecho. Viene perfectamente explicado en la acepción número diez del término "derecho" en el DLE.
Salú República.
El llobu V.I.P.
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Tema: Re: Tribuna abierta Miér Jun 29, 2022 11:04 pm
La OTAN coloca al revés la bandera de España durante la intervención de Pedro Sánchez
La intervención inicial del presidente del Gobierno en la cumbre estuvo marcada por un error que desde el Ejecutivo achacan a la organización de la propia OTAN.
La cumbre de la OTAN ha arrancado de forma oficial este miércoles en el recinto de IFEMA en Madrid. Lo ha hecho con dos intervenciones, la del secretario general de la Alianza Atlántica, Jens Stoltenberg, y con la del presidente del Gobierno, Pedro Sánchez.
Ha sido durante la intervención de Sánchez cuando se ha visto un error llamativo. Y es que la bandera de España que acompañaba al presidente del Gobierno estaba al revés.
Posteriormente, la portavoz de la OTAN, Oana Lungescu, ha publicado un mensaje en su cuenta de Twitter en el que ha reconocido el "error" con la bandera de España, la cual estaba "posicionada de manera incorrecta".
"El error se corrigió de inmediato", afirma Lungescu, acompañando el mensaje con una foto del presidente del Gobierno con la bandera colocada en su posición correcta. La OTAN reitera sus disculpas y "agradece a España por su excelente organización de la cumbre". Lo que no es sorprendente es que haya quien vaya por los mentideros afirmando que es culpa del propio Sánchez. Queda demostrado que no.
En una semana, siete días, el Tribunal Supremo de los Estados Unidos, Scotus, nos ha ofrecido cuatro sentencias a cada cual más retrógrada, pero no inesperadas: New York State Rifle & Pistol Association, inc., et al. v. Bruen, superintendent of New York State Police, et al. (23-6-2022), Dobbs, State Health Officer of the Mississippi Department of Health, et al. v. Jackson Women’s Health Organization et al. (24-6-2022), Kennedy v. Bremerton School District (27-6-2022) y West Virginia et al. v. Environmental Protection Agency et al. (30-6-2022). Obviamente no es este el lugar para analizar, como es debido, con pelos y señales, el contenido y efectos de estas sentencias. Sin embargo, a vista de pájaro, pudiera resultar de interés formular algunas consideraciones que alumbran el nervio conductor que, en mi opinión, las atraviesa. No basta, ni siquiera en este sucinta ojeada, decir, como he señalado al principio, que son resoluciones retrógradas. Algo más habría que decir. La primera de las sentencias se refiere al derecho a portar armas en público por parte de adultos decentes (sic: law-abiding). Limitar ese derecho, se afirma, es, de hecho, convertir la segunda enmienda a la Constitución de los Estados Unidos en un derecho de segunda categoría, lo que es inadmisible. Que la tenencia irrestricta de armas de fuego en manos de los particulares es así, se demuestra de la mano de lo que se considera una interpretación originalista o, tomando el calificativo que los movimientos radicales protestantes de finales del siglo XIX en los EUA imponían en la lectura de Biblia, fundamentalista. En fin, la Constitución hay que interpretarla tal como la escribieron los Padres Fundadores; hay que volver a sus orígenes, a sus fundamentos. Basta decir que los Estado Unidos de 1791 poco o nada se parecen a los de 2022. Vale solo la dicción literal de un precepto que, de la mano, de los fundamentalistas, es ininterpretable más allá de su pura literalidad. Este es uno de los nervios de las restantes sentencias, como esta, votadas 6 a 3, es decir, por la mayoría ultraconservadora del Tribunal Supremo de Washington. Nervio al que hay que prestar atención. La segunda sentencia, la ya conocida como Dobbs revoca el derecho al aborto de las mujeres, si bien con ciertas restricciones, derivado del derecho a la intimidad de las mismas derivado a su vez del derecho al proceso debido. Tal derecho de raigambre constitucional fue establecido en la sentencia Roe v. Wade (1973), ratificado y perfilado posteriormente en la Planned Parenthood of Southeastern Pa. v. Casey (1992) -la mujer no debía obtener el permiso marital para abortar-. Sin entrar decisivamente en los aspectos más polémicos de la vida prenatal ni de los derechos de la mujer, en otra tortuosa configuración se establece que el aborto no es un derecho constitucional, pues la constitución no lo recoge y que su regulación corresponde a los estados. Se diluye un tema de dignidad de la persona y de derechos humanos en una cuestión de reparto constitucional de competencias. Algo que por estos lares también suena. La tercera sentencia, la Kennedy, afirma que no constituye una lesión de la separación iglesia-estado -algo que, sin embargo, pese a lo que se imprime en los billetes de dólar, los Padres Fundadores tuvieron muy en cuenta- el que un funcionario público -un entrenador deportivo en un instituto estatal- rece en público y convide a sus pupilos a reunirse con él en sus plegarias. Olvida la sentencia que, aun sin obligar, el prevalimiento de un profesor puede hacer añicos la libertad de sus estudiantes, especialmente si son menores y dependen de él. Prevalimiento. Según la cuarta y última de estas ejemplares resoluciones, la EPA -la Agencia (federal) de Protección Medioambiente- no tiene competencias en materia de regulación en el objeto de su cometido, sino que esas reglas, en todo caso, han de ser emitidas por el Congreso (federal). De nuevo, una cuestión de competencias daña, quizás de modo difícilmente reparable, lo que parecía una tendencia universal (en el mundo occidental) de protección creciente del medio ambiente, como hábitat natural y necesario para la vida humana, como su soporte. Ahora, la competencia normativa -no la ejecutiva que se derive de ella- dependerá de un Congreso que, como la experiencia enseña, es pasto abierto y libre de los lobbies pro carbonización. Lobbies que se han mostrado hasta el momento eficazmente hábiles, llegando incluso a obtener del presidente Trump, en 2109, la retirada de los Estados Unidos del Acuerdo de París (2015). Afortunadamente esta retirada fue revocada por el presidente Biden al día siguiente de su toma de posesión, el 21 de enero de 2021. Como se señala, las cuatro resoluciones están basadas en un pretendido originalismo. Pero el originalismo no es un modo interpretativo de las normas -en todo caso ahistórico y extemporáneo-, en este caso, de la constitución norteamericana, sino que un cuchillo de doble y simultáneo filo. Al igual que sucedió en los años 30 con el rooseveltiano New Deal, Scotus quiere hacer política y así dejar patas arriba la del gobierno de turno, que, recordemos, se basa en el sufragio universal, sistema al que la selección de los jueces del Tribunal Supremo es totalmente ajena. Por si este déficit de legitimación democrática no fuere bastante para torpedear sistemáticamente una política avalada por el voto ciudadano, se pretende además provocar una marcha atrás en conquistas jurídicas, sociales y económicas, conquistas que, por su propia naturaleza, eran desconocidas e incognoscibles por los Padres Fundadores: la supresión de la esclavitud, el voto femenino, la igualdad en la educación y en el acceso a la sanidad, la libertad de expresión en el mundo de las redes sociales, la liberación de la mujer… o sea que practicar el originalismo es volver al pasado, revocando, casi literalmente, el presente. En segundo término, ante el periodo continuadamente más progresista de la Historia del vecino del sur del Canadá, los años 60 y 70 del siglo pasado, el llamado Tribunal Warren, donde la jurisprudencia constitucional norteamericana ajustó su reloj al de los tiempos, ya el presidente Nixon clamaba por la despolitización de Scotus. Como siempre, quien clama por la despolitización, por lo que en realidad clama es por la vuelta a la derecha que, de forma vergonzante, se presenta como aséptica y profesional, como si fuera una máquina sin alma. Bajo Reagan, la Revolución conservadora de Newt Gericht, primero, y, posteriormente el Tea Party, bajo los Bush, fue recogiendo todo el extremismo religioso y en buena medida político, que culmina, por ahora, con Trump y la plétora de grupos como la AltRight. Como señalan algunos comentaristas del otro lado del Atlántico, los demócratas no han sabido reaccionar. Sin contar, además, con algún que otro error no forzado, como la no dimisión a tiempo de Ruth Bader Ginsburg. Esa dimisión y no el agotamiento vital de su mandato, hubiera permitido al presidente Obama, tal que se le hizo ver a RBG, nombrar a su sucesor reequilibrando el Tribunal Supremo. Así, se ha llegado a un Scotus dominado por las versiones más conservadoras de la política y de la religión. La Ivy League, de donde proceden la mayoría de los jueces supremos, también es una fábrica de fundamentalistas, no solo de élites más o menos liberales, como erróneamente se cree. Sea como fuere, el actual Tribunal Supremo permite, avala o fomenta que se expropie a la mujer su cuerpo y a todos su fuero interno, el medio ambiente y la seguridad de ir por la calle: cualquiera puede imponer sus rezos en público, prohibir a la mujer su maternidad voluntaria y privarla de su intimidad, respirar aire puro parece algo de otra vida, todo ello sin perder la oportunidad de ser baleado a la vuelta de la esquina. Tampoco es un tema menor el llamado overruling o revocación de una sentencia anterior, como la del derecho al aborto, cuando este derecho, aun de creación jurisprudencial, está ya inscrito en el acervo jurídico de un sistema. Idéntica creación se produce con nuestros tribunales constitucionales y europeos. En fin, supone alterar, en materia de derechos fundamentales, el contenido y significado de los mismos, borrar un derecho en vigor y provocar una enorme inseguridad jurídica, de la que cualquier estado de Derecho que se precie ha de huir como gato del agua caliente. Volvemos al tema de la legitimidad de los tribunales respeto del poder de los gobiernos y de las asambleas electas. Algo de lo que el chief justice, el juez Roberts, es perfectamente consciente, pero al tiempo es imponente de evitar. Ahora bien, si de originalismo se trata, hay que recordar una leve contradicción: lo que hoy llamaríamos jurisdicción constitucional del Tribunal Supremo, modelo del control constitucional en el mundo entero, no es una función que venga en la constitución norteamericana, sino que nació con una sentencia, Madison v. Cadbury (1803), en la que otro chief justice, el Juez Marshal, decidió aplicar, como derecho federal que era, la propia constitución. No parece que vaya a darse overruling de esta decisión. La distopía (o profecía) de Margaret Atwood, canadiense todo sea dicho, que narra en su El cuento de la criada, podría no estar muy lejos: el cataclismo medioambiental podría dar paso a unos Estados Unidos -Gilead- en los que el vientre de las mujeres es del estado, el rezo es perpetuo y la violencia armada el santo y seña de un nuevo totalitarismo. Así, queda reflejado el temor de un vecino en el típico barrio de clase media de la Costa Este en la foto que ilustra esta pieza, tomada justo después de las dos primeras sentencias reseñadas. Por ello, y contra lo que pudiera pensarse, el prestigio del Tribunal Supremo de los Estados Unidos no está en su mejor momento, tal como demuestra la encuesta de Gallup del pasado 23 de junio: solo el 25 % de los norteamericanos le dan su aprobación y bajando.
Tema: Re: Tribuna abierta Mar Jul 12, 2022 2:25 pm
Cada vez somos más tontos
En un país donde la política o se va por los cerros de Úbeda o a la guerra; en el que la descalificación y las maneras barriobajeras están a la orden del día, a la cultura nunca se la trata como se merece o se la pone en primer plano y el grito, que es la metralla de las discusiones, ocupa el lugar que debería ser de los argumentos, que José Guirao llegase a ministro, aparte de sus otros cargos en el museo Reina Sofía o La Casa Encendida, es una hermosa excepción que no debe pasarse por alto ahora que su vida ha acabado de forma tan prematura, a los sesenta y cuatro años. Con más gente de su talante, su cortesía y su inteligencia, este mundo sería mejor.
Por desgracia, no abunda la gente de su clase en el territorio del poder y las tareas de gobierno, donde no sólo tendrían que dirimirse las batallas de la economía y la ideología, sino también las de la razón, la ética y, una vez más, la cultura, que es junto con el turismo nuestra otra mina de oro. O, al menos, debería serlo. Nuestro patrimonio, nuestras artes y nuestra literatura son un tesoro, pero no hay el interés que debiera existir en desenterrarlo, o se hace por lo general a medias o por cumplir con el expediente. En España sobra talento y faltan las ayudas necesarias para protegerlo y difundirlo.
Pero no es un problema sólo nuestro, el mundo entero se ha ido abaratando al tiempo que se hundía en las arenas movedizas del cinismo —en Alemania ha explotado el escándalo por la boda millonaria de un ministro que proclamaba la austeridad ante la crisis inminente—, hasta el punto de que se ha hablado muy poco de una noticia perturbadora que en los últimos días ha dado a conocer que el coeficiente intelectual del ser humano lleva casi medio siglo haciéndose más pequeño con cada generación, bajando de siete en siete puntos. El último estudio lo ha hecho el Centro de Investigación Económica Ragnar Frisch, de Noruega, pero llega a las mismas conclusiones que antes lo hicieron otros llevados a cabo por instituciones similares del Reino Unido, Francia, Dinamarca, Holanda y Finlandia. O sea, que eso que decimos de nuestros líderes actuales, que no tienen el nivel que tuvieron sus antecesores y que si los comparas con los dirigentes de la Transición no dan la talla, parece que no es algo que se les pueda atribuir sólo a ellos. Las y los estudiantes de hoy, en los que se centra la investigación mencionada, serán nuestros presidentes y ministros del futuro, así que la cosa no parece que resulte muy esperanzadora. Pero el presente sí que se ve con claridad: hay un exceso de personas con grandes cargos y pocas luces al mando y sus discursos previsibles y con frecuencia zafios abaratan el debate, si se me permite el trabalenguas, además de envenenarlo. Cuando toda una presidenta de la Comunidad de Madrid sale por peteneras diciendo que somos una nación de tres mil años de antigüedad, son pocos los que aclaran el disparate y más quienes la defienden a capa y espada, como si semejante barbaridad tuviera un pase. Aunque puede que tenga que ver con darle becas a familias con más de cien mil euros de ingresos al año, privatizar la Sanidad o desmantelar el maltrecho Estado del bienestar en el que se basaba la idea de la democracia que muchos teníamos. Luego, el dinero lo compró e invadió todo. El estudio le echa parte de la culpa a la tecnología, llega a la conclusión de que las máquinas han ido suplantándonos, y quién puede negarlo, si ni siquiera nos sabemos los números de teléfono de nuestro círculo familiar o de las amistades más estrechas, ya lo recuerda la memoria del celular por nosotros. Los emoticonos que sustituyen a las frases, las palabras escritas a medias porque el mensaje debe ir rápido, la desatención de la ortografía… Todo ello empobrece y limita. Pero hay más: la famosa polarización, auspiciada por los pescadores de río revuelto y los abanderados de populismo más radical, o el preocupante resurgir de la extrema derecha, que es el ángulo más afilado del neoliberalismo, su esquina más sombría, tienen mucho que ver en esta debacle: en el terreno del insulto y la descalificación, no existe otra cosa que la sal gruesa y el golpe bajo. El sectarismo está hecho con esos materiales de derribo. Pregunta: ¿cómo lograr que aquellos a quienes perjudicas te apoyen y te voten? Respuesta: empobreciéndolos intelectualmente, que si no saben qué pensar, pensarán lo que les ordenemos. Es muy triste, pero es así. Es así y es contra lo que tendríamos que rebelarnos. Porque lo que dice de forma más suave ese trabajo del que hablamos, también se puede expresar de una forma más sencilla y más cruda: cada vez somos más tontos. Si no lo fuéramos, ni Trump, ni Boris Johnson ni Vox existirían. Ni tantas otras cosas.
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Tema: Re: Tribuna abierta Mar Jul 12, 2022 3:19 pm
Susurrando el ministro toma al obispo por el brazo "tu los mantengas tonto y yo pobre"
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marapez V.I.P.
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Tema: Re: Tribuna abierta Dom Jul 17, 2022 12:20 am
Todos son iguales
Hay algunas frases que hacen mucho daño. Y el verdadero dolor social no se produce exactamente en las peleas, los gritos, los insultos y los altercados. La vida es una conversación. El daño íntimo que no hacen los insultos puede abrirlo la frase que se cuela en una conversación y convierte las relaciones cotidianas en un espacio degradado. Esa frase tiene aire de conclusión, de experiencia irreparable, de vida fracasada.
Una de las frases que más duele en la convivencia democrática es la de todos son iguales. Los que quieren tener las manos libres para el ejercicio sin límites de su poder invierten tiempo y estrategias comunicativas en esa epidemia. Se busca, por ejemplo, que los estados de ánimo de la política pasen de la normalidad al lazareto, después la sala de urgencias y finalmente al cementerio. Quien impone esta idea consigue un doble juego: camufla al verdadero corrupto en la descalificación general y, al mismo tiempo, desactiva cualquier proyecto decente. Parece que no se puede creer en nada.
El escándalo de una corrupción verdadera queda disfrazado en el ruido del siempre es lo mismo, las cosas son así, qué más da, ya se sabe, unos y otros… Cualquier deseo de tomarse en serio la actuación pública queda enfangado en el paisaje del descrédito: otro que viene a engañarnos, quién puede creérselo, ya sabemos lo que pasa, una mentira más… Y como vivimos en una esfera de comunicación en la que estamos todos muy fichados, a cada político se le corta un traje a la medida de su descrédito. Si la atracción del consumidor se consigue ofreciendo aquello que despierta sus instintos, el desprestigio de cada político afila la silueta de su caricatura: nunca cumple sus promesas, es un chaquetero, sólo ambiciona mantener su puesto, demasiado frío, demasiado caliente, demasiado protagonista, muy desleal, va a lo suyo. El apellido acaba siendo empleado como un adjetivo descalificativo. Conviene no olvidar en esta dinámica que las murallas institucionales derribadas con el descrédito de la política provocan un vacío que nunca es ocupado por una nueva libertad, sino por los buitres de siempre. Las estrategias de descrédito de la política son muy amplias y van desde la posibilidad de extender la idea de que todos los políticos mienten por intereses partidistas hasta la consigna de repetir que los impuestos son un robo, que el Estado se queda con el dinero sin que nada revierta en la sociedad, que no es justo redistribuir la riqueza, que no existen contextos sociales y que los éxitos o fracasos dependen del mérito de los individuos. Estas leyes de la selva hacen imposibles los marcos de convivencia. Si ya resulta difícil mantener la dignidad de la democracia ante las estrategias del ofensivo sentimiento antipolítico, la tarea se hace más complicada cuando entra en crisis otro de los ejes decisivos de una comunidad: la información. Trasladar al periodismo la idea negativa de que todos son iguales es otra forma de diluir bajo el ruido general la culpa del mentiroso concreto y de desactivar los efectos de las informaciones reales y de las denuncias hechas con datos y a través de una investigación. Nos conviene mucho evitar que se imponga la idea de que todos los periodistas mienten, porque no es verdad, no todos son iguales, y porque es otro misil lanzado contra la democracia. Como respuesta a esta estrategia devastadora, propongo cinco medidas:
1. No cerrar los ojos ante la degradación y la falsificación del oficio de informar. Deben quedar expuestos y en vergüenza los medios o las personas que ensucian su oficio.
2. No olvidar, no pensar que hubo en el pasado una información sin miserias. Hoy existen muchos modos de romper las normas de control, de lanzar grabaciones o descubrir infamias. Vivimos en un tiempo muy rápido en el que hasta la verdad sale en medio del diluvio y sin posibilidad de ser contextualizada. Eso genera confusión y una dinámica pesimista. Pero no olvidemos que antes del ruido hubo silencios ominosos, posibilidades de controlar hasta la sonrisa de una fotografía, padres de la patria periodística que creyeron propio de su deber la tarea de encubrir muchas tropelías y de falsificar los acontecimientos. Y no hace tanto que con la estación de Atocha llena de cadáveres hubo periodistas y políticos que jugaron a acusar en falso a ETA para buscar ganancias electorales. La mezquindad informativa viene de lejos. Que hablen hoy de inestabilidad los que convirtieron la indecencia en estabilidad no deja de ser un sarcasmo profesional.
3. Negarse a que los horizontes de la ética queden cada vez más alejados de nuestras sociedades. Negarnos a convivir no ya con la mentira, sino con la violación sistemática de los derechos humanos. La infamia de un hecho contagia infamia a otros hechos.
4. Hacer posible que las asociaciones profesionales sean ámbitos de vigilancia de la honestidad profesional. En vez de declaraciones gremiales sobre la libertad de opinión, estaría bien que las asociaciones denunciasen al que pretende confundir la libertad de opinión con una cloaca.
5. Dar apoyo a la prensa decente, impedir que paguen justos por pecadores, reflexionar sobre las inercias sociales que hacen del público un rebaño tan fácil de manipular. Hay muchos lugares limpios a los que mirar. Aconsejo, por ejemplo, la lectura de un libro de la periodista Patricia Simón: Miedo. Viaje por un mundo que se resiste a ser gobernado por el odio (Debate, 2022).
El problema es que los mercaderes son los dueños del templo
La realidad es lo contrario de muchas cosas, desde la justicia a la lógica o la razón. Por ejemplo, es posible que una persona afirme categóricamente algo y lo contrario, y jure ser sincero en las dos ocasiones, con lo cual transforma los antónimos en sinónimos; o que sus actos contradigan sus palabras hasta en lo más sagrado y con tanta frecuencia que explique por qué, en el terreno de lo espiritual, la hipocresía tiene sus propias frases hechas: a Dios rogando y con el mazo dando; una cosa es predicar y otra dar trigo... Seguro que las dos valen para definir a gente que conocen y, desde luego, son una fotografía de todas esas personas en quienes están pensando. En la mitología cristiana, Jesús expulsa del templo, a latigazos, a los mercaderes, derriba “a todos los que vendían y compraban allí, y los bancos de los cambistas y las jaulas de los que vendían las palomas”, mientras les grita: “Mi casa será llamada casa de oración y vosotros hicisteis de ella un centro de ladrones". Pero la realidad también es lo contrario de la religión, y el problema de nuestro mundo es que aquí los mercaderes son los dueños del templo.
Es curioso que en nuestras sociedades suelan llevar la bandera de la moral y presentarse como defensores de la fe los mismos que ejercen la usura, no practican la solidaridad y son la voz cantante de la avaricia. Más de uno con mando en plaza y que ha acabado en la cárcel por ladrón, lanzaba proclamas de ahorro, moderación y sacrificio mientras saqueaba sus propias empresas y acumulaba una fortuna en paraísos fiscales; otros se oponen hoy a la subida del salario mínimo al mismo tiempo que ganan sueldos astronómicos con el periodismo o son cargos públicos que cobran cien veces lo que los jubilados cuyas pensiones se oponen a que se suban. Y mientras, tocan las campanas. Quien afirmó que no se podía estar a la vez en misa y repicando también nos engañó.
El Gobierno ha aprobado el cobro de unos impuestos especiales para las grandes compañías energéticas y la banca. Unas y otras recaudan millones, las primeras exprimiendo al consumidor, obligado a desembolsar cantidades estratosféricas por un producto de primera necesidad que debería valer el veinte por ciento de lo que vale, como mucho, y, en mi opinión, ser estatal, pero en lugar de eso ejecuta un saqueo puerta a puerta cuyo resultado es que sus directivos ganan decenas de miles de euros al día. Han leído bien: al día. Alguno de ellos es también un firme defensor de los recortes, la flexibilidad en los despidos y las medidas que conlleven sacrificios sin fin de las y los trabajadores “para que no colapse el sistema”. Se puede tener más cara, pero ya habría que ser una de las cabezas del monte Rushmore, en Dakota del Sur. El famoso relato, la manera en que lo que sucede se cuenta y, a base de repetirlo, se da por hecho, siempre lo imponen quienes más poder manejan y más dinero tienen, porque disponen de canales por los que transmitir su doctrina, de porteadores que les saquen en procesión y de personas que, unas de buena fe y otras a cambio de algo, los secundan y vitorean. Que algunos de esos partidarios sean a la vez sus víctimas es uno de los grandes misterios de nuestra época, porque una cosa es que haya desaparecido lo que en algún momento se llamó conciencia de clase y otra muy distinta hacerles de limpiabotas a quienes nos pisotean. A mí ya no me convencía lo de poner la otra mejilla, así que ni hablamos de aplaudir a los que nos dan bofetadas, que son cosas opuestas, por mucho que el sonido que hacen sea parecido. Que, además, nueve de cada diez veces los adalides de la desigualdad se cuelguen del cuello la medalla de mujeres y hombres piadosos, ya es de nota. “Porque nunca he querido dioses crucificados, / tristes dioses que insultan / esa tierra ardorosa que te hizo y deshace”, escribió Luis Cernuda, y los grandes poetas nunca te engañan. Tal vez, la nueva crisis que se avecina para cuando las playas se vacíen y las luces de los hoteles y los bares de la costa se apaguen se afronte de otra manera, sin abandonar a su suerte a los más débiles para defender a los más fuertes, que ya están ganando cantidades ofensivas, aquí y ahora: los bancos a los que se impone la nueva contribución han ganado miles de millones en el primer semestre del año, algunos mil ochocientos y pico hasta marzo y otros dos mil cuatrocientos de ahí a junio, al mismo tiempo que los pequeños ahorradores que tenían un modesto remanente en sus cuentas, perdían y perdían. “La situación”, les explican, “la guerra en Ucrania”, “los imponderables…” Las grandes cajas fuertes se llenan mientras las huchas se vacían. Y qué decir del gas, la luz y los carburantes, que se han convertido en un secuestro. El mundo va mal porque está en malas manos, sólo por eso. No seamos nosotros quienes les pongamos los anillos de piedras preciosas en los dedos.
Tema: Re: Tribuna abierta Lun Ago 01, 2022 9:49 am
El votante de izquierdas
Tras las elecciones de Andalucía del 19J y las de Madrid del 4M, con frecuencia se ha acudido a la expresión “el votante de izquierdas” para explicar los resultados.
En las dos citas ganó el PP de forma clara, tanto que en las andaluzas lo ha hecho con mayoría absoluta, y en las dos los análisis han demostrado que se han producido dos tipos de situaciones respecto a los “votantes de izquierdas”.
En las andaluzas se ha habido un trasvase de votos desde el PSOE al PP cuantificado en el 13% según la encuesta de 40dB, pero el factor principal ha sido la abstención de la izquierda. Al comparar el resultado en los barrios históricamente votantes de izquierdas la participación ha pasado del 62% al 47%, es decir, 15 puntos menos, mientras que en los barrios que votan a los partidos de derechas ha subido ligeramente y se ha quedado por encima del 76%. En las elecciones madrileñas el factor ha sido distinto, y tras una participación muy alta a pesar de la pandemia y sus olas y adioses, esta llegó hasta el 76%. Pero en este caso la victoria de la derecha se debió a un trasvase importante de votos desde la izquierda al PP de Díaz Ayuso, que ganó en 177 de los 179 municipios y arrasó en el “cinturón rojo”, como dijeron las crónicas. Ante este escenario no es de extrañar que los análisis concluyan que los partidos de izquierdas “no han sabido movilizar” al “votante de izquierdas”. ¿Quién se ha creído que es el votante de izquierdas para que tengan que movilizarlo o animarlo a acudir a las urnas a cambio de los cromos o estampas que le vengan bien para su álbum personal? ¿Significa eso que el PP y los partidos de derechas sí han sabido movilizarlo con sus promesas y políticas? Por supuesto que una persona de izquierdas puede hacer lo que considere y, por tanto, acudir a votar o no, y si vota dar su voto a un partido de izquierdas o derechas. Esa no es la cuestión, el problema es su falta de conciencia y coherencia respecto a lo que significa su decisión, y su falta de responsabilidad con un proyecto transformador de la sociedad que lleva siglos en marcha y al que, probablemente, le queden siglos para ser culminado, sobre todo si los votantes de izquierdas se siguen comportando como hoy. El compromiso de una persona que vota izquierdas no es sólo con un partido y unas propuestas puntuales para cuatro años, sino con una transformación social que ha costado muchas vidas para que la cultura deje de ser machista y de levantarse sobre la desigualdad y la libertad vigilada, que hace de la sociedad una estructura jerarquizada de poder dirigida a acumular más poder, lo cual ha llevado a la explotación de las personas y de la naturaleza, y a la instrumentalización de todos sus medios: educación, cultura, economía, sanidad, trabajo, relaciones internacionales, creencias… Y ese compromiso hará, como muy bien explicaba nuestra querida y recordada Almudena Grandes en su columna “Vieja” (10-5-21), que en alguna ocasión se vote a personas y proyectos puntuales que no son del mayor agrado, pero nunca dar el voto a un proyecto de sociedad contrario y asentado, porque al hacerlo, con independencia de otras consideraciones, se consolida más y hace más difícil la transformación. La situación es tan terrible que luego muchos de los que no votan o han cambiado su voto se muestran indignados ante los problemas sociales y la falta de soluciones, y llaman a una revolución en la que, casi con toda seguridad, tampoco participaran porque esa tarde no les vendrá bien. Los votantes de izquierdas no pueden ser unos señoritos acomodados en sus debates y reflexiones esperando que lleguen unas elecciones para votar o no votar. Su compromiso está en la transformación social y esta se hace a diario, entre otras cosas para hacerle ver a los partidos de izquierdas cuál es la situación de la sociedad y marcarle las políticas que sean necesarias para que no haya sorpresas por ninguna de las dos partes. En ese sentido también hay una diferencia importante entre los partidos de izquierdas y los de derechas, y mientras que estos últimos tienen claro que están en lo que denominan “guerra cultural” y, en consecuencia, utilizan todo tipo de artillería política, mediática, educativa, económica… para vencer y que su modelo de sociedad no se vea modificado; las políticas de izquierdas con frecuencia se centran en medidas puntuales y aisladas sin ese acompañamiento transformador de la sociedad, como si todo el mundo entendiera de la misma forma muchas de esas políticas, y si como algunas de ellas no levantaran resistencias y reacciones contrarias. Es lo mismo que ocurre con las ayudas cuando estas no se acompañan de toda una serie de políticas transformadoras, que cualquiera puede jugar esa partida, como de hecho ocurre, para convertir la política en una subasta en lugar de un proyecto transformador. Todo eso debe cambiar. El votante de izquierdas hoy es el que los partidos de izquierdas han hecho que sea, un votante que con frecuencia se convierte en una niña o un niño mimado y caprichoso.
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Tema: Re: Tribuna abierta Vie Sep 02, 2022 6:45 pm
Salú y República.
A marapez y a Tinajas les gusta esta publicaciòn
marapez V.I.P.
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Tema: Re: Tribuna abierta Mar Sep 06, 2022 12:30 pm
No, esto lo han hecho ustedes
Vuelvo al trabajo con una visita al Instituto Cervantes de Milán y a las obras de rehabilitación del nuevo edificio para la biblioteca. Durante el viaje voy leyendo en el avión una de esas novelas distópicas que adelantan en su argumento un futuro de paisajes negativos. La verdad es que no faltan motivos para preocuparse por la realidad en la que estamos aterrizando. Las amenazas nucleares, las sequías o los huracanes que sufre una naturaleza maltratada, las costumbres del odio en los instintos de supervivencia, las campañas para desacreditar la política democrática, la falta de solidaridad y el imperio de la mentira definen un tiempo que invita a la preocupación y a las imaginaciones oscuras. Resulta difícil recuperar el optimismo.
Suelo buscar recursos en el pasado, y por eso le he agradecido a Paolo Rossi que me acompañe a dar un paseo por el Palacio Real de Milán. Paolo es hijo del pintor Attilio Rossi, el amigo Italiano que compartió vida en Argentina con los artistas y escritores del exilio español. Ilustró, por ejemplo, una hermosa edición de Buenos Aires en tinta china (1952), el libro de poemas en el que Rafael Alberti contó sus relaciones sentimentales con la ciudad que lo había acogido en la diáspora.
Ahora que se preparan las conmemoraciones del 50 aniversario de su muerte, Paolo me recuerda que en 1953 se celebró una gran exposición del pintor malagueño en el Palacio Real. Fue un acontecimiento notable, porque el Guernica viajó a Italia con su compromiso militante contra la barbarie y su exigencia de paz. Picasso no quería en principio que el cuadro formase parte de la exposición, pero Attilio lo convenció al proponerle que estuviese situado en el salón de las Cariátides, un espacio bombardeado en la Segunda Guerra Mundial. Cayó una bomba, partió el techo, explotó, dañó figuras históricas y provocó un incendio grave. El techo del salón de las Cariátides acababa de ser cerrado en 1953, pero la restauración no había querido borrar las huellas de la bomba en el negro quemado de las paredes y las ruinas del entorno. A Picasso le gustó la idea de que el Guernica estuviese expuesto en un lugar herido por la violencia bélica. El grito del arte cobraba fuerza al denunciar allí el sufrimiento humano y la amenaza de una tecnología destructiva que se había olvidado de trabajar en favor de la dignidad de la vida. Como nos enseñó Elsa Morante, el compromiso artístico es una luz y juega un papel decisivo mientras estamos a la espera de la bomba atómica. Paolo Rossi me recordó en la sala de las Cariátides una anécdota conocida. Seguramente no es real, pero está muy bien inventada. Durante la ocupación nazi de París, un oficial alemán fue al estudio de Picasso para investigar si allí se escondían opositores y militantes de la resistencia. Al ver una fotografía del Guernica, le preguntó al pintor: ¿ha hecho usted esto? Y Picasso respondió: No, esto lo han hecho ustedes. Creo en la necesidad de la esperanza, pero es imprescindible no cerrar los ojos ante el paisaje sombrío que nos adelantan algunas novelas distópicas. Lucidez y esperanza deben darse la mano para seguir creyendo en lo que Camus definió como utopías modestas. En la negación y la dificultad de las posibles utopías modestas, se dan hoy la mano diversas perspectivas: la avaricia de las grandes fortunas, las identidades cerradas, los supremacistas, los que desprecian el conocimiento científico en nombre de las nuevas supersticiones y los puros que no admiten una negociación entre sus verdades absolutas y las posibilidades de la realidad.
Cuando alguno de ellos me acusa de catastrofista, revolucionario ingenuo o intelectual domesticado, yo contesto: bueno, es que me da miedo el mundo que están haciendo ustedes.
Tema: Re: Tribuna abierta Vie Sep 09, 2022 10:23 am
Yolanda Díaz va a Carrefour
Carrefour se ha marcado la campaña del año. Su principal directivo en España, el francés Alexandre de Palmas, a diferencia de otros ejecutivos de grandes compañías, entra sin miedo en las comunicaciones de marketing de la empresa: hace vídeos, anuncia cosas, tuitea, va de acá para allá repartiendo donaciones o compartiendo iniciativas sociales, se alinea así con una ambiciosa estrategia de marketing social. Un día pide que la gente traiga de su casa el tupper para llevarse el pescado del Carrefour sin tener que comprar bolsas. Otro se une a la campaña de recogida de material escolar junto a la Cruz Roja. O a la conservación de los bosques. Otro día, anteayer sin ir más lejos, entrega el maillot rojo al ganador de La Vuelta a España, que la marca gala patrocina. Alabamos la sensibilidad cívica del consejero delegado De Palmas y la responsabilidad social corporativa de Carrefour.
Siempre pendiente del sentir de los españoles y las españolas, y con el olfato bien entrenado para el marketing de oportunidad, Alexandre de Palmas invitó el pasado martes a Yolanda Díaz (y también indirectamente a la vicepresidenta Calviño y a los ministros de Agricultura y de Industria) a que fueran a Carrefour a comprar 30 productos a 30 euros, la reacción de la compañía ante la idea (que anda por ahí flotando en los despachos de algunas autoridades) de limitar los precios de algunos productos básicos. “En Carrefour tenemos ya 30 productos de la cesta básica a 30 euros, Yolanda Díaz. ¿Vienes?”, decía el tuit, que citaba también a los otros ministros. Magistral. Primero porque la empresa se une al sentir popular, que reclama gestos de solidaridad en momentos críticos. Y segundo, porque tomando la iniciativa, Carrefour evita que lleguen las autoridades con medidas coercitivas, como podrían ser un impuesto especial a las grandes superficies, o una efectiva limitación de precios en productos básicos. Desde que hace 20 años se fue implantando la Responsabilidad Social Corporativa (las acciones voluntarias que las empresas realizan en defensa de los derechos humanos y sociales, del medio ambiente o de la cultura), muchos críticos han señalado el peligro cierto de que esas acciones voluntarias de las empresas se utilicen para inhibir una más contundente acción por parte de las autoridades a través de las leyes. Hoy y aquí, con Carrefour y su “30x30”, tenemos un ejemplo de manual. Y la vicepresidenta Díaz (que es ministra de Trabajo y no tiene competencias en la materia, pero también podría ser candidata a la Presidencia del Gobierno, y ahí sí…), puede haber caído ingenuamente en la trampa al aceptar la invitación de Carrefour y recibir a la empresa ayer en una solemne reunión en el Ministerio, junto con el ministro de Consumo, Alberto Garzón. Imagino a los ejecutivos y empleados de Carrefour encargados del marketing salivando al ver la enorme repercusión de la noticia: “Carrefour anuncia una cesta básica de 30 productos a 30 euros tras la propuesta de Yolanda Díaz”, proclaman los medios a todo volumen. Y la vicepresidenta le regala al consejero delegado el tesoro de unas imágenes que valen su duración en oro. Para la vicepresidenta la operación también tiene sus ventajas: el público percibe su preocupación por el coste de la vida, confraterniza con los “poderes ocultos” tan referidos últimamente y aleja el fantasma de un supuesto intervencionismo, de un “racionamiento” que ya denuncia la derecha para identificar al Gobierno “socialcomunista” con el castrismo. Así de increíble es la narrativa, pero así de cierto el intento de expandirla. Yolanda Díaz ocupa de este modo el centro del que parece haberse alejado Pedro Sánchez en las últimas semanas. Benditos sean los bienintencionados ejecutivos que fomentan el bienestar de sus clientes actuales y potenciales bajando los precios y benditos sean los ministros que se lo agradecen. Pero que venga también quien ponga pie en pared a los codiciosos que en tiempos de penuria social se enriquecen sin mesura. Carrefour ganó en España 383 millones netos en 2021. Y según un informe de la OCU, es la cadena, junto con Mercadona, que más ha subido los precios en los últimos meses. Tiene margen para bajar sus propios precios (lo que a su vez contribuirá a reducir la inflación general del país). Hacer unos cartelitos que junten 30 productos por 30 euros está muy bien. Gracias. Pero puestos a reconocer esfuerzos, mejor sería que Carrefour y los demás pudieran renunciar a los beneficios millonarios que obtienen cada año a cuenta del esfuerzo de los ciudadanos de a pie. Lamentablemente, eso es imposible en la sociedad actual. Porque esos ejecutivos, que trabajan para sociedades controladas en última instancia por fondos y bancos anónimos, que son meros jugadores de casino, no pueden detener el crecimiento de su portfolio bajo ningún concepto. En la economía de mierda que hemos ido construyendo durante las últimas décadas manda la especulación. Y con ella el sacrosanto crecimiento. El mismo que está destrozando el planeta entero a ritmo de vértigo. Entre tanto, al menos tenemos el consuelo de poder comprar treinta por treinta.
Tema: Re: Tribuna abierta Dom Sep 11, 2022 2:19 pm
Entre bandidos y poderosos
Las situaciones de crisis provocan a veces que la realidad se quede desnuda y que los comportamientos sociales pierdan sus disfraces. Son momentos en los que la piel del poder enseña las cicatrices sin maquillaje. A lo largo de la historia nada suele disfrazarse más que el poder. Las ideologías, entendidas como conjunto de ideas que caracterizan a una sociedad, son maneras de ocultar, bajo apariencias de verdad o de costumbre, formas estabilizadas de injusticia. Un modo poco asumible de realidad se enmascara con la autoridad falsa de lo que parece una norma de siempre y para siempre.
Que haya esclavos no parece aceptable. Pero hubo siglos en los que la esclavitud fue el orden apoyado por las leyes y los dioses. Tampoco parecen aceptables el feudalismo y los sometimientos a unos señores con poderes sagrados. Sin embargo, la prepotencia del Señor marcó durante siglos la existencia de los seres humanos. La dominación convertida en sentido común y verdad de la existencia es la máscara de la injusticia. Un explotador se viste con las galas de la buena sociedad.
Por eso la cultura popular y los relatos literarios han justificado en muchas ocasiones a los bandoleros que se saltan las normas para combatir al poderoso. La frase “quien roba a un ladrón tiene cien años de perdón” no oculta que robar está mal, pero sugiere que puede perdonarse al que se queda con el dinero de un ladrón mayor. Muy simpáticas resultaron las flechas de Ivanhoe en la novela romántica de Walter Scott, o la aparición de algunos bandoleros en Sierra Morena, o Los gavilanes en la voz de José Alfredo Jiménez: “Vuelen, vuelen, gavilanes, a pelear por la razón. No es vergüenza ser bandido, si se roba al que es ladrón”. Pero tampoco había por qué acomodarse a la leyenda romántica de los bandoleros. Si el poder injusto procuraba normalizar sus formas de dominio con un ideario social, también resultaba posible normalizar la defensa de la justicia más allá del deseo de robar a los ladrones. Nació así la política democrática, el derecho a ordenar la vida con programas e instituciones en favor de la justicia social. Aunque haya muchos intereses que intentan degradar ahora el prestigio de la política, su razón de ser fue sacar la lucha por un mundo más justo de los bosques de Robin Hood o de Sierra Morena. Estas tensiones entre los poderes, las costumbres, las normas, lo justo y lo injusto se presentan en las mentalidades sociales bajo muchos disfraces. Pero las situaciones de crisis dejan a veces desnudo el espectáculo. Ahora está ocurriendo eso, la mayoría de las polémicas, si se analizan con objetividad, no ponen sobre la mesa un debate entre diversas opiniones políticas, sino la tensión original entre el dominio injusto de los poderosos y la política. El éxito cultural del neoliberalismo en un mundo fluido ha hecho que la realidad se niegue, que los mercados abran de manera radical las brechas sociales y que las grandes fortunas empobrezcan a las mayorías para acumular beneficios desmedidos. No hace falta ser un revolucionario para comprender que la política debe tomar medidas, poner límites, organizar los mercados. Como los poderosos tienen sus disfraces, hay medios de comunicación y partidos que claman al cielo cuando la política democrática intenta ejercer una autoridad necesaria y razonable. Pero la realidad no vive una polémica entre medios, o entre opciones políticas, sino el debate original entre la razón de ser de un Estado democrático y la prepotencia de los señores feudales de hoy. La autoridad de la política democrática es imprescindible si no queremos regresar al mundo de los bandoleros. La irrupción de la extrema derecha en Europa y en los EE.UU, aplicada a los derechos cívicos, es una versión populista de la vieja idea de que robarle a un ladrón merece cien años de perdón. Hay mucha gente dispuesta a perdonar lo imperdonable en un mundo democrático como reacción a las injusticias normalizadas por el neoliberalismo. Pero la democracia no debe equivocarse. No se trata de sustituir a los partidos y las instituciones por movimientos populares (que acaban siempre controlados por los medios al servicio de los poderosos), sino de recordarle a la política y a las instituciones que tienen la obligación de ejercer su autoridad al servicio de la gente y del bien común.