A DON MARIANO RAJOY
Oh, noble varón, gran Registrador de la Propiedad privada, elegido por los hombres y por los dioses para llevar a la patria a los más altos lugares del Olimpo, esperamos de ti que nos saques del pozo negro donde el inepto aprendiz de político, el de las cejas circunflejas, nos ha llevado.
Tú, Mariano Rajoy, patricio entre los patricios y hombre de labios que siempre pronuncian verdad, seguros estamos de que muy pronto nuestra miseria será convertida en riqueza y nuestra desesperanza en alegría y jolgorio por el bienestar que nos vas a entregar.
Queden mudas, PUES, tras tu gobierno de honestidad, muchas voces que agoreras y difamatorias nos anuncian más tempestades, recortes y penalidades. Ignorantes y malévolos como son, desconocen de tu bondad infinita y sapiencia casi divina, y no intuyen, ni de lejos, que estamos cerca de transformar la patria hispana en un vergel y oasis como si un nuevo Edén hubiese descendido a la tierra.
Te mereces desde ya, don Mariano, el sobre nombre de El Salvador, porque tú, indiscutiblemente, nos salvarás del pérfido y temido rescate germano, pues de todos es sabido que más que Ángela, la teutona, es el puro Diablo, es satánica, maligna, luciférica, que pretende destruir, por pura envidia cochina y anglosajona, esta España mía, esta España nuestra; ayer dueña del más vasto Imperio, y hoy arrinconada y maltratada por la avaricia de nuestros vecinos del Norte.
Celebremos, pues, tu llegada; reconfortémonos con tus sabias decisiones; alabemos tu nombre, oh don Mariano, y agradezcamos a nuestra santa Madre Iglesia todo el esfuerzo que, desde los púlpitos, hizo para que llegaras a la Moncloa y derribaras al que nunca supo qué hacer salvo llevarnos a la ruina.
Sabemos de tu deseo de pasar desapercibido; de trabajar sin alharacas ni faustos; que no gustas de destacar un ego que en ti es pequeño, insignificante, pero no podemos más que alabarte y santificarte.
Santo seas don Mariano
aclama tu morrocotuda grey
porque en tus mandatos observamos
excelsa sabiduría, justa y noble ley
Venga a nosotros tu reino,
reino de panes y miel
y como abejas afanosas
a tu voz seremos fiel
Salve gentil y hermoso efebo,
amor de las féminas hispanas
y orgullo de todos los hombre
que formamos la Gran España.
Sea ella grande, y siempre arriba,
una, libre y poderosa,
envidia del mundo entero,
y para la prima de riego, apetitosa.
Y nunca, excelso don Mariano,
nos dejes en la estacada,
para ti pedimos al cielo
larga vida y luenga estancia.
Amén.